Hace un año, cuando dimos la bienvenida al “Año de la rata”, en China, con fiestas presenciales, nadie pensaba que el 2020 sería tan distinto para todos: pérdida de familiares, amigos, conocidos; encierro e inmovilizaciones, preocupaciones… ¡Nunca tanto en solo 365 días!
En este enredo anímico, llega el “Año del buey”, que, supuestamente, con su fortaleza, diligencia y determinación superará los estragos dejados por la turbulenta rata. La fiesta del Año Nuevo Chino es la más tradicional e importante para los chinos; como la Navidad, para el mundo occidental.
Es una fiesta popular y folclórica; se remonta a más de dos mil años y el tema principal es la reunión familiar. Con mucha antelación, los chinos de todo el mundo buscan poder estar en estas fiestas, lo que produce la migración masiva llamada chunyun, y se transportan miles de millones de personas solo por este periodo. El año pasado, por la pandemia, esta cifra cayó a la mitad de lo normal, y este año, desde hace semanas, diferentes niveles de gobiernos exhortan a la gente a no viajar, para evitar la movilización masiva en los medios de transporte; pese a que en China el rebrote del virus es focalizado y se toman medidas rápidas donde se detectan casos. Los que no viajen recibirán paquetes de regalo de sus empresas o de la comunidad, megas de operadores para su comunicación y entretenimiento virtual. Quienes viajen, respetarán estrictos protocolos.
Si bien el viaje queda en segundo plano, las costumbres no se pierden: las ciudades y sus parques, las zonas residenciales y comerciales visten farolitos rojos; las puertas de las casas se decoran con dísticos escritos en papel rojo; en la víspera, es imprescindible comer ravioles preparados por la familia o pedidos con antelación en delivery; y, pescado, cuyo nombre chino es yu, palabra homófona de otra que significa “sobra”, lo cual concuerda con la mentalidad china y la esperanza inherente de guardar siempre algo para el futuro.
El famoso “sobrecito rojo” tampoco faltará. Antes, era físico y contenía billetes nuevos que dan los mayores a los niños o jóvenes solteros. Ahora, se puede entregar por Wechat (como el Whatsapp) de forma individual o grupal con un juego muy atractivo: un miembro del chat de la familia emite un sobre rojo, a cada uno le tocará una cantidad al azar. El deleite está en la sorpresa sin importar la cantidad.
Una separación temporal es para un mejor reencuentro. Lo vivido es más que suficiente para apreciar aún más a quienes tenemos a nuestro lado y lo que tenemos. Con más esperanza, fe y amor deseamos ¡Muy feliz año nuevo a todos!.