Las redes de farmacias que han monopolizado la venta de medicamentos están haciendo su agosto con la pandemia.
Medicinas que antes costaban un par de soles el blíster de 10 pastillas, hoy se venden a más de 20 soles, dependiendo de la necesidad y apuros del cliente.
Los acaparadores, por su parte, hacen lo suyo generando una escasez desesperante con los productos contra el Covid-19.
Y mientras los sufridos piuranos pasan las de Caín buscando medicinas y pagando precios abusivos, las instituciones de control han volteado la cara y dejado poner los precios y hacer lo que se les antoja a los vendedores y acaparadores de medicamentos.
Eso sigue pasando pese a la cantidad de fallecidos e infectados, pues la justificación clásica, como ocurre con los combustibles, es que en el
Perú existe “libre mercado”.
El ministro de Salud ha reconocido el libertino comercio de medicamentos en el país y ha prometido fortalecer la superintendencia para vigilar y controlar los establecimientos privados de salud y, además, que el Estado compre las medicinas.
Pero mientras esto ocurra, los ciudadanos seguirán pagando precios caprichosos y abusivos.