Por: Pbro. Miguel Medina Pacherre / SACERDOTE
“La fe mueve montañas”; así entendió el pueblo lo que Jesús dijo sobre el granito de mostaza; habría que ver cómo convertir toda la fe y religiosidad de octubre en una fe efectiva como un “granito de mostaza”; pensar cómo hacer para que todas las expresiones apoteósicas, multitudinarias y mega eventos católicos se transformen en una fe poderosa, firme, creciente y eficaz de tal manera que se convierta en ese árbol grande que dé sombra y cobijo; convertir la potente e inmensa devoción al Cristo Nazareno en una herramienta que haga el milagro de la transformación del Perú y del mundo, el milagro que debemos buscar en octubre.
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Cuántas oraciones, súplicas, peregrinaciones, jornadas, marchas, coronillas, santos rosarios y eucaristías ofrecidas por la paz mientras la violencia crece, se acentúa, tiñe de sangre y enluta la tierra de Dios; qué vergüenza, “Hombres de poca fe”, microscópica, impotente e ineficaz. A pesar de que el “Perú es tierra ensantada donde se palpa la fe”, hay algo que no funciona y por eso el profeta Habacuc reclamaba: “¿Hasta cuándo Señor pediré auxilio sin que me oigas, hasta cuando gritaré violencia sin que me salves? Crímenes, opresión, destrucción, disputas y pleitos”. Hasta cuando Señor de los Milagros el sicariato y la extorsión que medra y nos arrebata a los adolescentes para iniciarlos en el crimen; Señor de los Milagros, “tu sangre grita y clama mejor que la de Abel”, haz que el sacrifico de tu cuerpo y de tu sangre nos conduzcan a la paz; pero el `problema no eres tú, somos nosotros, “hombres de poca fe”.
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¿Mover montañas? ¿Qué montañas quisiéramos desaparecer en el Perú y en el mundo?; tener esa fe granito de mostaza para quitar las montañas de basura en nuestras ciudades; mover y trasladar al mar esa montaña de burocracia nacional en el sector público que entorpece la atención oportuna y efectiva; pienso en el milagro de desaparecer la montaña de ignorancia y corrupción que hay en el congreso, en el ejecutivo, gobiernos regionales, provinciales y distritales; una fe capaz de quitar esa montaña de mentiras y sandeces de la gobernante, montañas de ineptitudes, incapacidades y atrevimientos en la gente que mal nos gobierna; montañas de angurria, bajos instintos y apetitos de poder acunadas en cada ministro que llega y que se va sin una pizca de vergüenza, pero bien forrados con una montaña de coimas y billetes; montaña insultante del idiotismo de millones de peruanos que están detrás como descerebrados seguidores de líderes políticos fracasados de hoy.
Jesús alabó la fe de algunos paganos que supieron arrancarle bellos milagros, cómo quisiera tener esa fe de granito de mostaza para hacer desparecer esas “montañas” de muerte que son los tumores que amenazan a nuestros amigos y familiares; fe para terminar con la montaña de abortistas, infanticidas, feminicidas, fratricidas, pervertidos y ladrones escondidos en las religiones. “Creo Señor, pero aumenta mi fe”.
Tomado del Semanario El Tiempo










