El 27 de diciembre, la playa de Máncora, uno de los destinos turísticos más importantes del norte de Perú, sufrió severos daños debido a un oleaje anómalo que dejó la costa casi irreconocible. Este fenómeno afectó gravemente tanto la playa como el malecón turístico, convirtiendo la arena en una zona llena de piedras, lo que ha generado gran preocupación entre los residentes y comerciantes locales.

El oleaje, considerado inusual por los expertos, arrasó la playa y dañó infraestructura clave para el turismo y la pesca. Los habitantes expresaron su tristeza, diciendo que «donde antes había arena y turistas, ahora solo hay piedras», mientras observaban cómo el paisaje que solía atraer a miles de visitantes se transformaba en una zona desolada. Este evento ha alarmado especialmente a los empresarios del sector turístico, quienes ya habían recibido una gran demanda de reservas para las celebraciones de fin de año. Las cancelaciones por el cierre de la playa resultaron en importantes pérdidas económicas.

El impacto también ha sido profundo en la industria pesquera. Tras el cierre de puertos y caletas en diversas regiones del país, dispuesto por la Dirección General de Capitanías y Guardacostas de la Marina de Guerra del Perú, los pescadores enfrentan condiciones peligrosas para sus actividades y la pérdida de oportunidades comerciales debido a la interrupción de las operaciones turísticas y costeras.

Ante esta emergencia, la Municipalidad de Máncora, dirigida por el alcalde Manuel Cruz Aguilar, ha comenzado a trabajar en la limpieza y restauración de la zona. La comuna ha reafirmado su compromiso con la recuperación de la playa y el malecón, destacando que se están tomando todas las medidas posibles para devolver la seguridad y la belleza al lugar. Sin embargo, las autoridades han advertido que el proceso de restauración será complejo y llevará tiempo debido a la magnitud de los daños.

La recuperación de Máncora será un desafío que requerirá esfuerzo y tiempo, pero se espera que, con el apoyo de las autoridades y la comunidad, la zona recupere su posición como un importante destino turístico. Mientras tanto, los residentes y empresarios locales deberán hacer frente a los retos derivados de este desastre, buscando soluciones para minimizar las pérdidas económicas y garantizar la seguridad de los visitantes y habitantes.