Mientras las encuestadoras nos bombardean con su “eficiente” análisis de las preferencias electorales y el coronavirus mantiene sobre las cuerdas a nuestro endeble sistema de salud, a los piuranos nos queda solo siete días para cumplir con un deber que, como nunca antes en los últimos 30 años, tiene un carácter trascendental: elegir presidente y al nuevo Congreso.
Lo que se nos viene postpandemia no es fácil. El próximo gobierno no solo debe proyectar sus acciones inmediatas en salvar a miles de peruanos con la vacuna; sino también a transformar al Perú para hacer frente a los desafíos que nos espera en un contexto mundial que hace rato empezó a cambiar a causa del coronavirus.
La tarea del nuevo gobierno debe empezar por estabilizar la economía y evitar que caigamos en un espiral de inflación y recesión. Deberá invertir en tecnología para llevar la educación a todos los rincones del país; infraestructura para hacer frente a los nuevos fenómenos naturales…
La labor es titánica por lo que se requiere no solo de frases bonitas sino de un equipo que gobierne pensando en los peruanos.