Los piuranos siguen con paranoia; algunos incluso durmiendo en la calle por temor a las réplicas de sismo que se están presentando a todas horas del día.
El temor es comprensible ante este fenómeno de la naturaleza, pero de esto también debemos aprender.
La primera lección y quizás la más importante es la prevención. Y no hablamos de tener a la mano una mochila de emergencia o participar disciplinadamente de los simulacros, sino de algo mucho más importante: la construcción de viviendas. En toda la región Piura existe informalidad negligente. Cada quien construye como puede y quiere, la autoconstrucción reina.
De allí que el principal riesgo de estos sismos –que seguirán presentándose porque estamos sobre el cinturón de fuego-, es el derrumbe de casas. Prueba de ello es que muchas viviendas se han debilitado, y si nadie se preocupa por evaluarlas o derruirlas, es probable que con otro sismo muchas se vengan abajo. Las municipalidades y las propias familias tienen responsabilidad sobre este grave problema.