Por estos días de “normalidad” la pregunta pendiente es: ¿Vendrá una segunda ola… cuándo y cómo se presentará? Pero a pesar de la necesidad por conocer si el COVID-19 seguirá golpeando, también hay el rechazo de un sector de la población contra la información científica o informativa sobre esta pandemia. El piurano se saturó y no quiere saber nada del virus, menos advertencias apocalípticas.
En un estudio hecho en Venezuela, ocho de 10 personas (79%), están saturadas del torrente de información verídica o falsa en torno al virus. Es un conflicto psicológico fuerte que en el Perú y menos en nuestra región se está controlando; tampoco hay una estrategia para atender el malestar de los peruanos por la pérdida de bienestar que repercute en su comportamiento y emociones.
Las redes sociales son un motor de ese descontento. Bullen, maldicen e insultan al mensajero que informa o pronostica el avance del virus. Ellos ya saben todo sobre el coronavirus, por tanto, prefieren ignorar y vivir la nueva “normalidad” sin presiones porque creen que cuando menos sepan, mejor se adaptarán y olvidarán que el virus anda por allí, preparando una segunda ola de contagios.
