El acaparamiento y el incremento abusivo de precios de los medicamentos; el comercio inhumano del oxígeno; la sobrevaloración en las compras de equipos de seguridad para los médicos; el mantener guardada la medicina mientras miles hacían colas para adquirirlas o morían al no poder comprarlas y el azotar a las personas, son solo algunos ejemplos de conductas despreciables que se han dado en estos últimos 100 días de cuarentena en nuestra región.
En efecto, en nombre del COVID-19 dirigentes bribones se han aprovechado para hacer “colectas fantasmas”, y otros para cerrar pueblos, azotar a las personas, y hasta decomisar productos en una suerte de “estado dictatorial” en el que los más pobres siempre pagan las consecuencias.
Cien días de cuarentena no han sido fáciles para muchas familias que han pasado hambre, han perdido trabajo, negocios o han llorado por la pérdida de un familiar. Lo más imperdonable, sin embargo, es que en medio de este drama, hemos visto cómo ciertos funcionarios, empresarios y autoridades se despojaron de toda humanidad para mostrarse tal y como son realmente: indignos personajes.