La designación de Oscar Maúrtua como titular de la cartera de Relaciones Exteriores calmó la agitación política; generó confianza en los círculos diplomáticos y hasta fortaleció políticamente a Pedro Castillo.
Sin embargo, la decisión presidencial de apostar por este diplomático no cayó nada bien en los círculos cerronistas, un detalle que podría ser el inicio de un cisma mayor al interior de PL.
El primero en agitar las aguas fue el controvertido congresista Guillermo Bermejo quien calificó la designación como “una broma de mal gusto”, pues para él, Maúrtua está alineado a la política norteamericana y por tanto, no puede representar a la izquierda. Vladimir Cerrón no se quedó atrás y dijo que este “no representa el sentir de PL”. El premier Guido Bellido prefirió callar, un gesto que desnuda su disconformidad.
Queda claro entonces que el tridente del poder en PL no ha metido mano en esta decisión presidencial; por tanto, Castillo ya empezó a tomar decisiones al margen del partido de Cerrón donde no hay profesionales con el perfil que requiere el Ejecutivo; pero también, quizás, está tomando distancia ahora que los profesores tienen su propio partido.