No cabe duda que la principal característica de estas elecciones es el altísimo halo de incertidumbre que las envuelve. Connotados especialistas consultados por El Tiempo, a menos de tres días de los comicios, hablan incluso de un actual empate técnico, causado por el comportamiento demasiado volátil e impredecible del electorado peruano.
Es decir, cuando el país está a un paso de elegir a su nuevo presidente y congresistas, ningún candidato la tiene segura y cualquier error o acierto que cometan en estos días podría ser decisivo para inclinar la balanza.
En un incierto terreno en el que ni los propios candidatos saben cómo conectar con aquellos votantes que realmente desean dar el poder a quien controle la pandemia y haga andar la economía, los indecisos, y los que siempre votan por simpatías o antipatías, cualquier cosa puede pasar. Lo único cierto -según los analistas- es que ningún postulante que no logre conectar efectivamente con el elector, pasará a la segunda vuelta.
Si estas últimas horas antes de ir a las ánforas son clave para que los indecisos y los candidatos, con sus acciones y mensajes, inclinen la balanza, también lo es el nivel de eficacia en materia de seguridad sanitaria que logre la ONPE.
Por duro que suene, actualmente en el país la pandemia está fuera de control, lo que implica el riesgo de ausentismo no solo por parte de electores a los que repentinamente se les cambió de local de votación, sino también de miembros de mesa que esperaban ser vacunados y no fue así.
Las autoridades electorales deberían tener un plan B para superar esta seria dificultad: ¿cómo reemplazar a los miembros de mesa que no asistan si los primeros en llegar a votar, ni bien abran los locales electorales, serán las personas vulnerables?
Corresponde a la ONPE garantizar el cumplimiento de los protocolos sanitarios para evitar también el posible ausentismo de personeros de los diversos partidos, quienes, de no encontrar adecuadas condiciones sanitarias para evitar contagiarse, podrían presentar quejas.
Asegurar la desinfección de los locales de votación por parte de la autoridad electoral, así como que los electores cumplan con asistir con mascarilla, se sometan al control de temperatura, porten lapicero propio, mantengan el distanciamiento social y desinfecten constantemente sus manos, no solo evitará nuevos contagios, sino que garantizará la transparencia para que los resultados no sean cuestionados.