El maestro, los ‘profes’, especialmente los de vocación y con afán de servicio, ejercen la profesión más hermosa del mundo. Cultivan la mente y los corazones de niños, jóvenes y adultos; sacan lo mejor de ellos mismos y los ayudan a crecer, gracias al conocimiento, formación y preparación.
A un maestro así, lo reconoces de inmediato: al hablar, mirar o atenderte. No deja de cultivarse y de buscar mejores modos de enseñar. Tuve la gran suerte (la bendición) de contar con extraordinarios maestros (en toda la dimensión de la palabra) en mi querido Catacaos, en los colegios estatales en los estudié la Primaria y Secundaria; y luego en la UDEP, donde cursé estudios superiores, gracias a una beca de casi el 90%.
Recuerdo importantes enseñanzas, de Ciencias, Artes y Letras: cómo nos enseñaban las Matemáticas, lecciones de civismo, respeto y solidaridad; o cómo nos enseñaban a rezar y hasta cuando íbamos al campo a descubrir la fauna y flora del pueblo o para descubrir y pintar hermosos paisajes. También aprendimos a sembrar frijoles, a tejer, a jugar…
Mis maestros enseñaban con el ejemplo. Y, si hacíamos alguna pregunta que no podían responder, seguro que traían la respuesta al día siguiente. Siempre cumplían sus promesas. ¡Así eran mis maestros! Así son los buenos maestros.
¡Sería genial que uno de ellos llegara algún día a la Presidencia! Estoy segura de que quien lo intente dejaría las pestañas y los sesos en su preparación: en gestión, en temas económicos, en dirección de personas, en la realidad nacional, y en lo que haga falta.
Pero el ‘profe’ que ahora quiere ser presidente no está listo aún. No sabe lo que es un monopolio ni de dónde deben pagar las empresas sus impuestos: si de lo que reciben por una compra o de la utilidad (basta mirar la entrevista que le hizo UCI). No sabe que el presupuesto del país es del 24% del PBI y ha ofrecido 10% para Educación y 10% para Salud; ¿y para los demás sectores? Dice que el equipo técnico verá de dónde sale la plata…
No honra sus compromisos: se pasó semanas diciendo a los periodistas que presentaría su equipo técnico tal o cual día y lo hizo ya casi a última hora. Y, ¡menudo equipo! ¿Vieron el debate? Casi nulas propuestas. Retó a su contrincante a un debate frente al penal y nunca fue. Se escabulle de la prensa, azuza a las masas contra la libertad de prensa. Dijo inicialmente que eliminaría la Defensoría del Pueblo, el TC y luego dice que ya no… ¿Tiene credibilidad?
No porque sea ‘maestro’ hay que elegirlo. Cualquiera puede soñar con la presidencia, pero hay que prepararse mucho para luego no ser títere de nadie y para tomar decisiones, negociar y gobernar…
¡Gracias a infinitas a los maestros que tuve y a todos, por el inmenso bien que hacen al país! Espero que pronto haya días mejores para ellos y para todos los peruanos.