Los piuranos estamos preocupados por el impacto en la infraestructura que tendrá el fenómeno El Niño. Por ello, estamos reclamando ejecución de obras para evitar la inundación, ya sea por aguas pluviales o por desborde del río.
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Sin embargo, no estamos mirando el grave impacto que este evento climático tiene en la salud. El dengue es una de las enferemedades que más daño está causando.
En este sentido, en las últimas semana ha habido una baja considerable en los casos de dengue, pero esto no quiere decir que la epidemia se haya controlado. Nada más lejos de la realidad. En un año normal, los casos no deberían superar los 500 por semana en toda la región. En julio, los registros superan los 1.700 casos. Más del triple. Y el número de fallecidos, por esta causa, ha disminuido, pero el peligro sigue. Hay semanas, como la anterior a Fiestas Patrias en la que se registraron 8 muertes, más de una por día. La estadística indica que son 135 los piuranos que ha caído en esta epidemia y ya se nota un alza en los casos, sobre todo en Sullana y el Bajo Piura.
Las medidas de prevención y control, por parte de la Dirección de Salud, se han detenido. Ya no se está fumigando y gran parte de la población cree que la epidemia se ha controlado y está abandonando el cuidado que tenía en los meses de mayo y junio.
Como sabemos, a partir de setiembre la temperatura comenzará a subir y con ello, las condiciones para la reproducción del mosquito transmisor de este mal mejoran y si, desde hoy no se trabaja para que la población tome conciencia del peligro, en los meses finales del año, es posible un nuevo rebrote.
Sabiendo ya, que no tenemos hospitales para afrontar un mal como este, es urgente que se trabaje en un plan para poder afrontar esta epidemia, de lo contrario, la experiencia que se ha tenido en los meses de mayo y junio, cuando la cantidad de muertos llegó a 18 por semana, no habrá servido de nada. Recordemos que Niño y dengue van juntos. De nosotros depende mitigar los efectos.