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¿Mea culpa?
marzo 10, 2020
Autor: Victor Palacios

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¿Cuánto se ha dicho y escrito sobre el 8 de marzo? Nada nuevo y, con el debido respeto, creo que es lo mismo de siempre; es momento de pasar a cosas concretas, políticas bien implementadas y evitar respuestas viscerales como la pena de muerte -que es violencia sobre violencia y que, además, no disuade-; antes, preguntémonos: ¿Por qué, a pesar de toda esta lucha por la mujer, todo ese activismo ideológico, militante, cibernético, político, mediático y social, las cosas no sólo no mejoran, sino que parecen empeorar? ¿El feminismo ayuda o empeora la situación? ¿Hay algo que se nos escapa?

Ya sea por conveniencia o por temor a ser lapidado por activistas viscerales que abundan sobre todo en los medios y algunos colectivos, hay un tema que se soslaya. Me arriesgaré igual esperando ser entendido y dispuesto a la crítica, que agradezco de antemano, ya sea de buena fe o de mala leche.

Por respeto a los lectores, a las queridas mujeres del mundo, y también por respeto a mí mismo, diré que hasta ahora no he escuchado ningún mea culpa de parte de las mismas mujeres. Cuestión previa: ¿Los culpables de la violencia contra la mujer son sólo los varones, el Estado, el sistema jurídico, el machismo, el patriarcado? ¿Será posible considerar en que, de alguna manera, las mujeres, algunas o todas, tienen también algo de culpa en esto? Quede claro que no estoy culpando ni mucho menos quiero caer en la cobardía de aquel “zorro” contra la mamá de la niñita asesinada hace algunos días.

Otro tema -que, creo, no se toma en cuenta por temor o prejuicios- es de tipo antropológico, moral también, y es que el ser humano está herido, dislocado interiormente; varones y mujeres llevamos una especie de lastre difícil; la malicia, la lujuria están insertas en la estructura más íntima de nuestras personas, esto es algo que no debemos olvidar, no existe el ser humano químicamente puro, llevamos una sangrante herida de tipo moral, un desorden interior, un enemigo íntimo que nos empuja al mal, un mal que habita dentro: “Quiero hacer el bien, pero termino haciendo el mal que no quiero. ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?… miserable de mí” (Rm.7).

Ojo que no estoy reduciendo el problema al terreno religioso y moral; sólo trato de poner en consideración un factor determinante, desencadenante del crimen y delito contra las mujeres. No lo hago para justificar sino para tomar las medidas que fuera menester. No saquen conclusiones apuradas. “Veritas liberabit vos”.

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Victor Palacios
Editor web de El Tiempo y La Hora. Periodista y fundador del equipo digital del diario El Tiempo. Comunicador con experiencia en Marketing Digital, Data Analyst, SEO, Web Design, Email Marketing e Ecommerce.
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