Para las bandas de delincuentes que asentadas en Piura no es ningún reto hoy robar a los cambistas de dólares en el centro de Piura, como tampoco tomar por asalto un restaurante o una agencia bancaría. Su osadía no tiene límites, pues saben que la población y las instituciones están desprotegidas ante sus fechorías, como ocurrió el último jueves en un asalto en pleno corazón de Piura.
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El 44 % de peruanos (según Ipsos) está convencido que la delincuencia es uno los mayores problemas del país, por encima, incluso de la falta de trabajo o crisis política. Igual, piensan (42 %) que la causa de la inseguridad es la ineficiencia y corrupción en el sistema judicial y el abandono en el que se encuentra hoy la Policía.
Lo grave, además de las muertes y heridos que produce la inseguridad, sin contar las pérdidas de valiosas pertenencias, es el daño psicológico que afecta directamente el bienestar individual de las personas, su salud mental, su felicidad y su calidad de vida. Hoy salir a la calle es entrar en una selva en la que no hay ley ni orden, es la sobrevivencia del más fuerte, astuto y hábil para sortear a los estafadores, extorsionadores, delincuentes… y las balas perdidas.