En medio de las abrumadoras cifras de infectados, hospitalizados y fallecidos, los mensajes del presidente Martín Vizcarra abundan en generalidades.
Nos vuelve a insistir en la distancia social, reitera por enésima vez: “si no hubiéramos tomado tal o cual medida…”, se desvive en la explicación de los bonos, mensajes que -según encuestas-, cansa a los peruanos que exigen nuevas alternativas frente a la crisis sanitaria y económica.
Es buena la defensa del presidente sobre su gestión y hasta se agradece el interés y esfuerzo para enfrentar esta pandemia; sin embargo, en estos momentos de incertidumbre, los peruanos quieren cifras claras de víctimas e infectados y un análisis más claro de las consecuencias económicas que está dejando el virus y la cuarentena que se alarga a todo junio.
El peruano vive hoy con la angustia de no saber qué es lo que le espera en los próximos meses en el campo laboral. Los pequeños empresarios ven morir sus emprendimientos, mientras la informalidad campea en el comercio de medicinas, alimentos y negocios turbios. Vizcarra debería olvidarse de lo que pasó y enfocar su gestión a replantear la estrategia para tranquilidad de todos.