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Están robando el futuro

octubre 30, 2025
Autor: José Neyra

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Los irresponsables congresistas han descubierto una nueva forma de hacer populismo: legislar con chequera ajena. Según el Consejo Fiscal se han aprobado 229 leyes con nocivo impacto fiscal. Solo 10 de estos proyectos podrían tener un costo anual de S/ 25 mil millones que podría llevar al Perú a la catástrofe económica.

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En el Perú, la demagogia y el populismo mezquino de los congresistas parece que se ha convertido en deporte nacional y, peor aún, en una amenaza contra el futuro económico del país; zurrándose, incluso, en el artículo 79 de la Constitución Política que es clarísimo: “Los representantes ante el Congreso no tienen iniciativa para crear ni aumentar gastos públicos, salvo en lo que se refiere a su propio presupuesto”. Sin embargo, nuestros “padres de la patria” parecen haber encontrado la manera perfecta de hacerle un bypass legal al texto constitucional y hoy, desde sus curules, promueven leyes con impacto fiscal directo, disfrazadas de benevolencia social, populismo solidario o simple “reivindicación” popular.

Según el Consejo Fiscal (CF), en los últimos años el Congreso ha aprobado 229 normas con nocivos efectos fiscales. De esas, solo diez proyectos implican un costo anual de S/ 25 mil millones, un monto que, para tener una idea, equivale al presupuesto conjunto de los sectores Salud y Educación durante un año. En otras palabras: cada ocurrencia congresal podría representar el salario de miles de médicos, maestros o policías que sí trabajan para sostener al país.

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El economista Diego Macera, consejero del CF, lo ha dicho con la sobriedad que amerita el desastre: lo que está en riesgo es “una de las joyas de la corona del Perú: su estabilidad económica.” Y tiene razón. Porque esa joya, forjada con dolorosas reformas y disciplina fiscal desde los años noventa, es lo único que ha mantenido al Perú a flote incluso en medio del caos político. Pero ahora, en nombre de la “justicia social” o del “interés del pueblo”, o por “campaña política”, el Congreso ha decidido dinamitar los cimientos del equilibrio macroeconómico.

Y la raíz del problema está en una interpretación perversa -y complaciente- del Tribunal Constitucional (TC). En la sentencia 00018-2021-PI/TC, el TC abrió una peligrosa rendija: señaló que el Congreso sí puede aprobar leyes que generen gasto futuro, siempre que “no contravengan el equilibrio presupuestario” y “prevean la inclusión de los recursos necesarios en futuros presupuestos”. Una ambigüedad tan grande que hoy se ha convertido en carta blanca para el derroche legislativo. Porque, ¿qué congresista populista se detiene a evaluar el equilibrio fiscal cuando hay cámaras, votos y titulares en juego?

Una tómbola

Así, bajo el manto de una interpretación “técnicamente flexible” pero políticamente suicida, los congresistas han convertido el presupuesto nacional en una tómbola electoral. Cada bancada juega a Papá Noel con el dinero de todos. Se reparten beneficios, nombramientos, condonaciones, bonos y prebendas como si el Tesoro Público fuera una mina infinita. Y todo, claro, en nombre del pueblo, ese mismo pueblo que terminará pagando la factura con inflación, deuda y servicios públicos cada vez más precarios en los próximos 10 años. Es el equivalente político a gastar con tarjeta de crédito sabiendo que quien pagará la deuda (que subiría de 33% del PBI al 70% en los próximos años) será el próximo gobierno, es decir, la Generación Z.

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No es casualidad que los congresistas más entusiastas con estas normas sean los mismos que carecen de una mínima noción de economía pública. En su lógica electoral, todo gasto es inversión, todo subsidio es justicia, toda deuda es “redistribución”. Así, la disciplina fiscal se convierte en “neoliberalismo”, y la prudencia presupuestaria en “insensibilidad social”. En realidad, para sus obtusas mentes, no hay nada de sensibilidad en hipotecar el futuro del país para ganar titulares y aplausos en redes, por eso o que hoy vemos es, literalmente, la demolición de nuestro modelo económico por obra y gracia de un Congreso miope y fiscalmente analfabeto.

La realidad es que el Perú no necesita más leyes con nombres emotivos ni proyectos con aroma a campaña electoral. Necesita políticos que entiendan que gobernar es priorizar, y que gastar sin responsabilidad es tan inmoral como robar. Porque, en el fondo, eso es lo que están haciendo muchos de nuestros congresistas: robando el futuro bajo el disfraz de la “representación popular”.

Tomado del Semanario El Tiempo

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José Neyra
José Neyra Moncada, licenciado en Ciencias de la Información de la UDEP, con maestría en Dirección Gestión de Empresas. Fundador de diario La Hora y desde hace siete años director de Diario El Tiempo de Piura.
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