Contraloría General de la República se ha propuesto supervisar 748 entidades públicas de todo el país para verificar si cuentan con los planes específicos aprobados y actualizados para la prevención, preparación y respuesta ante los efectos y riesgos ocasionados por el fenómeno climatológico que se avecina.

Dado que el objetivo de estas jornadas es proteger la vida de los peruanos, su patrimonio y el del Estado, ante eventos climatológicos como el fenómeno El Niño Global, es necesario que las sociedad civil se sume a esta cruzada exigiendo, a través de sus líderes, que en la fiscalización se haga especial incidencia en Piura, una de las regiones más afectadas cada vez que llegan estos eventos. 

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Un sector que amerita ser priorizado en estas visitas inopinadas es salud. Los piuranos tienen aún muy fresco el recuerdo de los dos principales hospitales de la ciudad, Santa Rosa y Cayetano Heredia, con ambientes inundados, viéndose obligados a cerrar algunas áreas. En el caso del nosocomio de Veintiséis de Octubre, en los días de lluvias más intensas se tuvo que reducir de 40 a 18 las hospitalizaciones, como consecuencia del cierre de una sala de operaciones, una Unidad de Cuidados Intensivos, entre otras. 

La pregunta se cae de madura: ¿se está aprovechado los meses sin lluvias para preparar a estos y todos los hospitales y centros de salud de la región para garantizar la salud de la población durante y después del fenómeno que se viene y que dejará una serie de enfermedades?

¿Cómo están los colegios, mercados, comisarías, universidades, municipalidades, etc. tras las lluvias de Yaku y del Niño Costero; y qué actividades requieren para dejen de ser inseguras ante lo que se viene? 

Es indiscutible la importancia de la operación de fiscalización emprendida por Contraloría, pero más importante aún es que una vez que emita sus informes de control, sus recomendaciones sean llevadas a la práctica. Las alertas que se hagan solo habrán servido si se traducen en verdadera reducción de la vulnerabilidad para los ciudadanos.