Como todo parásito que crece y destruye si no se le combate a tiempo, en la región Piura las mafias delictivas en las zonas de frontera y de explotación de la minería ilegal, cada vez se hacen más fuertes. Con tal de mantener el control del territorio donde operan, son capaces de asesinar, extorsionar y hasta secuestrar, como parece haber ocurrido con un empresario trujillano, quien luego de ser privado de su libertad el último sábado, fue asesinado y su cuerpo quemado junto a su camioneta, en la zona de Pampa Larga, Suyo.
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Este matutino viene advirtiendo desde el 2008, que en diversos sectores a lo largo de la frontera de Piura con el vecino país, las organizaciones dedicadas al narcotráfico, pero también a la minería ilegal financian redes de protección que les garantizan seguir operando impunemente. Y una de las motivaciones que alientan su accionar es la nula o débil respuesta de las autoridades en general, no solo la Policía.
Mientras el combate a los delincuentes en zonas controladas por el narcoterrorismo como el VRAEM, cuenta con financiamiento especial, operan fuerzas combinadas de la Policía y el Ejército, pero aún así sufren bajas como los cuatro militares asesinados este lunes en Huanta; en Piura para combatir a las mafias armadas no hay personal especializado ni voluntad política para asignar recursos.
La falta de policías es una de las taras de la región desde hace más de cuarenta años, especialmente desde el apogeo del narcotráfico en los años 80. En diversos puntos de la frontera común, siempre aprovechando la débil presencial policial, las organizaciones de traficantes de cocaína, PBC, petróleo y ahora las mafias de la minería ilegal, hacen de las suyas y, según declaraciones de las autoridades políticas de la zona, no les importa asesinar o secuestar a quienes se oponga a sus propósitos ilícitos.
El último 4 de agosto, en Huasimal (Sullana), cincuenta contrabandistas amenazaron y prendieron fuego a una camioneta del Departamento de Investigación Criminal de Sullana, con el objetivo de recuperar una fuerte cantidad de petróleo, que minutos antes les habían incautado.
Las organizaciones delictivas que prácticamente controlan las zonas mineras de Sullana, Suyo y Las Lomas deben aplaudir que el Gobierno no sea capaz de enviar más Policías a la región, ni destinar recursos.