¿Cuáles son las consecuencias políticas de la marcha del jueves?
Es innegable que, pese a sus graves errores en el manejo de la crisis hasta ahora, Dina Boluarte gana algo políticamente en el sentido de que la publicitada ‘toma de Lima’, una movilización de varios miles de manifestantes realizada en el mismo epicentro de las decisiones políticas del país, no se trajo abajo al Gobierno.
Es evidente que el incendio de un edificio de gran valor histórico, cerca de la Plaza San Martín, debe investigarse a fondo al igual que el intento de tomar los aeropuertos en Puno, Cusco y Arequipa, con el saldo de un fallecido en esta última; pero por lo menos en Lima ya no se registraron más víctimas mortales; salvo contadas ocasiones, la Policía, esta vez con una buena estrategia y un manejo profesional estuvo a la altura de las circunstancias y supo controlar y neutralizar los nuevos intentos de causar vandalismo.
De esa manera, hizo prevalecer el principio de autoridad, alejando por ahora el peligro de un quiebre del orden constitucional como pretenden algunos extremistas. Sin embargo, el control de la manifestación es una acción estratégica y técnica, atribuida a la Policía y al ministro Vicente Romero en particular.
Sin embargo, brilló por su ausencia el manejo político de la crisis.
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En su conferencia, “sin opción a preguntas de la prensa”, la mandataria y su Gabinete perdieron la oportunidad de promover el diálogo desde el Gobierno diciendo cómo y desde cuándo.
¿Era necesario dar una respuesta contundente a quienes tienen como agenda generar más y más caos? Por su puesto, pero no es lo único, tanto o más urgente es poner fin a la crisis, separar la paja del trigo y atender el clamor legítimo de ese Perú cuya justa demanda es que se ponga fin a la crisis.
Es posible ser firme al defender al Perú del extremismo y a la vez ser empático, pero Boluarte no lo entiende o no quiere entenderlo.
Así no conseguirá la paz que pregona.
Y mientras más se demoren ella y el Congreso en definir el adelanto de elecciones con reformas que permitan la gobernabilidad, más oxígeno tendrán los extremistas el Movadef y la izquierda radial que pretenden lavarse la cara con los muertos.
La economía se hunde y la inflación se acelera. Reaccionen.
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