De causalidad o no, y cuando crece como tormenta amenazante la cantidad de críticas contra el Gobierno por el pésimo manejo que viene haciendo de la emergencia por El Niño Costero en Piura, de repente estallan dos escándalos mediáticos: Toledo y su próxima extradición y Joaquín Ramírez con el más grande caso de lavado de activos de que se tengan noticia en el país después del clan Orellana.
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De un tiempo acá, cada vez se habla menos de que el Ejecutivo se sigue haciendo el loco, y que la presidenta ni a sus ministros dan una explicación razonable sobre la irrisoria asignación de 43 millones para la emergencia, pese al ofrecimiento del ministro Alex Contreras de dar 879 millones y luego la presidenta Dina Boluarte lo redujo a 500.
Lo cierto es que hasta el último martes, según el gobernador regional, el Ejecutivo no transfería ni un sol, por lo que el GORE ha tenido que tomar de obras ya planificadas, con tal de atender la emergencia; en tanto el alcalde de Piura calificó de irrisoria la primera transferencia de 100 mil soles y que “se van en 24 horas”.
Podrán aparecer mil cortinas de humo, pero la verdad es que solo en lo que va de abril ya son 6 mil 924 los damnificados y 75 mil 648 los afectados, según el último reporte de Defensoría del Pueblo; mientras Senamhi acaba de lanzar su nueva alerta de lluvias de moderadas a extremas desde ayer 13 hasta el 15 de abril, para la costa y sierra de la región.
Son cada vez más visibles también las cifras de infectados con dengue que ya superan las 9 mil personas, cifra que en pocos días subirá a 10 mil dado que cada semana aparecen mil casos nuevos, según el Colegio Médico. A estos se suma la agudización de enfermedades propias de la temporada de lluvias y del colapso del alcantarillado como la leptosperoris, malaria, chikungunya y EDAS.
Por su puesto, de esto no se hablará en los próximos días en la prensa nacional, excepto para dar cuenta del envío de motobombas a cuenta gotas.
De allí la importancia del paro anunciado para el 18 siempre y cuando se sumen todas las autoridades, no olvidemos que una estrategia de Perú Libre es desinflar a la oposición con dádivas. No solo eso, cuidado con los infiltrados de izquierda radical que intentarían capitalizar a su favor la justa protesta social en favor de los damnificados.