Si hay algo claro luego de los primeros seis meses del gobierno del presidente Pedro Castillo es su terror descomunal a la vacancia; con tal de evitarla no le ha importado traicionar al país al poner la salud pública en manos de un charlatán vendedor de agua de la “eterna juventud”, para luego volverse ciego, sordo y mudo ante 33 millones de peruanos que exigen su renuncia inmediata.

Si no le ha importado burlarse así de miles de héroes de blanco que fallecieron salvando vidas o siguen poniendo el pellejo para enfrentar al COVID-19, es fácil deducir que con tal de mantenerse en el poder es capaz de cualquier cosa, por ejemplo hacer oídos sordos al clamor piurano de que ponga freno a la inseguridad que nos ahoga.

Hace casi un mes desde que el alcalde de Sullana, Power Saldaña, solicitó con urgencia la presencia del ministro del Interior en la Perla del Chira, para que conozca lo desastrosa que está resultando la estrategia contra la inseguridad ciudadana en esa provincia y en toda la región en general, como lo demuestran las altas tasas de muertes por asaltos, chalequeo y sicariato.

¿Cuál ha sido la respuesta del Ejecutivo? Ninguna. En lugar de atender a la segunda región en población donde se multiplican los crímenes y otros delitos ante una Policía con solo 50% de sus vehículos operativos; lo que hizo el presidente fue desatar una crisis retrasando aún más la designación de un jefe policial definitivo para la Macrorregión, todo con tal de salirse con la suya y nombrar un ministro y un jefe de la Policía convenientes a sus intereses.

Es importante que el alcalde de Piura y ahora los congresistas del bloque parlamentario piurano hayan tomado el liderazgo de este justo reclamo ciudadano, solicitando formalmente al ministro del Interior y al jefe de Estado, respectivamente, adoptar enérgicas medidas como declarar a Piura en emergencia y aplicar estrategias eficaces para enfrentar la delincuencia generalizada y restablecer el orden interno.

No se debe perder de vista, sin embargo, que de nada servirá declarar a la seguridad ciudadana de Piura en emergencia, si el reclamo se queda en buenas intenciones, en inservibles papeles que no se traducen en más patrulleros, apoyo de las FF.AA., oficiales y subalternos más capacitados y captura de las principales redes criminales.