No es la primera vez ni será la última que un fiscal libere a rankeados delincuentes capturados, incluso, in fraganti.
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Lo ocurrido con los compinches del despiadado asesino “El Maldito Cris” es un caso reiterativo que aquí en Piura también se da y es origen de la discordia silenciosa entre la Policía y la Fiscalía. (Se mastican, pero no se pasan, como reza el dicho).
Para muchos jefes policiales dejar en libertad a avezados delincuentes es casi una burla a su labor; al sacrificio de largas horas de investigación y, sobre todo, un menosprecio a la salud y la vida de los arriesgados policías.
No olvidemos que la balacera que redujo al Maldito Cris dejó 4 policías heridos de bala. Hoy los compinches han fugado, uno Chile y el otro se hizo humo.
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Por otro lado, el problema de la Fiscalía y la delincuencia no terminará con la destitución de la fiscal que liberó a los facinerosos, pues son las normas y su antojadiza interpretación las que fallan y terminan por favorecer al delincuente.
Un fiscal, en aras de respetar a pie juntillas la ley, debe liberar a los detenidos a pesar de su peligrosidad para no ser sancionado, salvo que detrás de su decisión haya otras buenas razones…