Mientras la atención se centra en las constantes metidas de pata de Pedro Castillo o en acusaciones de corrupción de su entorno, por la retaguardia se da una peligrosa ventaja al narcoterrorismo en el Vraem, al retirar las bases militares hacia Madre de Dios, liberando ese territorio para los cocaleros.
Es más, el ministro Aníbal Torres, dice que comprará toda la producción de hoja de coca del país.
Hoy la producción de coca supera las 160 mil toneladas, entre legal e ilegal; de esto el Estado a través de Enaco solo compra 2 mil 500 toneladas… ¿y el resto? Obvio: se va a producir coca para la exportación.
En un festín de populismo irresponsable, el mismo premier prometió comprar toda la producción, pero no dice de dónde saldrá la plata ni qué harán con tanta coca; mucho menos quién controlará que el cultivo no se desborde en el Vraem.
El problema, además del dinero que se invertirá en adquirir toda la producción es que se libera al Vraem del ojo vigilante de los militares, dejando una especie de zona liberada donde nadie moleste a los terroristas que allí se refugian ni intercepten avionetas que llegan por la coca… ¿Será el inicio de un narcoestado?.
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