Durante el Jubileo del Mundo Educativo, el pontífice León XIV dirigió un emotivo mensaje a los jóvenes de todo el mundo, recordando su propia etapa como profesor de matemáticas. Entre “raíces cuadradas e integrales”, el Papa reflexionó sobre los desafíos de la educación actual, el papel de la tecnología y la necesidad urgente de construir un futuro en paz.
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Un profe de mates con esperanza para los estudiantes del mundo
Ante los participantes reunidos en el Vaticano, León XIV compartió sus “reflexiones y esperanzas” para los estudiantes y docentes de todos los continentes. Su discurso, cargado de cercanía y de ejemplos cotidianos, buscó inspirar a las nuevas generaciones a vivir con sentido y profundidad en un tiempo marcado por la inmediatez.
El Pontífice comenzó citando a Pier Giorgio Frassati, el joven italiano canonizado durante el Año Jubilar, invitando a los asistentes a “tener la audacia de vivir en plenitud”. “No se conformen con las apariencias o las modas —dijo—, una existencia que se queda solo en lo pasajero nunca nos satisface”. En una de sus frases más aplaudidas, animó a los jóvenes a convertirse en la llamada “generación plus”, una generación que se recuerde por haber dado un impulso adicional a la Iglesia y al mundo.
El llamado de León XIV al compromiso educativo
El Papa retomó el espíritu del Pacto Educativo Global impulsado por su predecesor, el Papa Francisco, e instó a los jóvenes a convertirse en “portavoces de la verdad y constructores de paz”. Acompañado por el cardenal Robert Francis Prevost, León XIV destacó la importancia de las “estrellas que guían” a los jóvenes: los padres, los maestros, los sacerdotes y los amigos. “Ellos son brújulas que nos orientan en medio de los acontecimientos felices y tristes de la vida”, expresó.
Los tres retos del Pacto Educativo Global
En la parte central de su mensaje, León XIV profundizó en los tres grandes retos que, según él, marcarán el futuro de la educación: la vida interior, la educación digital y la educación para la paz. Tres pilares que, dijo, “pueden transformar no solo las aulas, sino también los corazones”.
Educar la vida interior
El primer desafío que mencionó fue la necesidad de educar la vida interior. Para el pontífice, la formación académica no puede limitarse al conocimiento técnico o científico. “No basta con tener un gran conocimiento científico si luego no sabemos quiénes somos y cuál es el sentido de la vida. Sin silencio, sin escucha, sin oración, incluso las estrellas se apagan”, subrayó con tono sereno, recordando que el desarrollo humano debe ir de la mano con la espiritualidad.
Humanizar lo digital
El segundo reto, quizás el más comentado, fue su llamado a los jóvenes a no dejar que “sea el algoritmo el que escriba su historia”. Con estas palabras, León XIV advirtió sobre los riesgos de una sociedad dominada por la tecnología, donde las decisiones personales parecen cada vez más condicionadas por las plataformas digitales.
“Sean ustedes los autores —pidió—: utilicen la tecnología con sabiduría, pero no dejen que la tecnología los utilice a ustedes”. En esa misma línea, añadió: “Edúquense para humanizar lo digital, construyéndolo como un espacio de fraternidad y creatividad, no como una jaula en la que encerrarse. En lugar de ser turistas de la red, ¡sean profetas en el mundo digital!”.
El Papa citó como ejemplo a Carlo Acutis, el joven italiano conocido por su amor a la tecnología y su fe profunda. “Él nos muestra que la red puede ser un lugar para evangelizar, para crear comunidad y para construir puentes”, señaló.
Educar para la paz
El tercer desafío planteado por León XIV fue la educación para la paz, un tema que definió como “urgente e irrenunciable” en el contexto actual. “Nuestro futuro se ve amenazado por la guerra y el odio que dividen a los pueblos”, advirtió el pontífice, antes de lanzar una pregunta que resonó en la audiencia: “¿Se puede cambiar este futuro?”. Tras una breve pausa, respondió con firmeza: “¡Por supuesto que sí! ¿Cómo? Con una educación para la paz desarmada y desarmante”.
Para el Papa, no basta con silenciar las armas, sino que es necesario “desarmar los corazones, renunciando a toda violencia”. Con un tono pastoral y esperanzador, invitó a los presentes a ser “agentes de paz” en sus comunidades, escuelas y universidades.
León XIV y el legado educativo del Jubileo
El mensaje de León XIV durante el Jubileo del Mundo Educativo fue más que una reflexión religiosa: fue un manifiesto pedagógico para el siglo XXI. Sus palabras, dirigidas a docentes, estudiantes y familias, propusieron una renovación profunda de la cultura educativa, centrada en la persona y abierta a la trascendencia.
El Papa recordó su etapa como profesor y cómo esa experiencia marcó su visión pastoral. “Entre fórmulas matemáticas aprendí que enseñar no es solo transmitir conocimientos, sino acompañar en el descubrimiento de la verdad”, afirmó. En ese sentido, resaltó que la tarea educativa debe ser una alianza entre generaciones, donde los adultos inspiran y los jóvenes transforman.
Una educación con alma
En su discurso, León XIV insistió en que la educación no puede reducirse a resultados o métricas. “Educar no es producir, sino cultivar”, enfatizó. Llamó a los sistemas educativos del mundo a rescatar la dimensión humana y espiritual del aprendizaje, muchas veces desplazada por la lógica de la competencia y la rentabilidad.
También alentó a los maestros a no perder la pasión por su vocación, recordando que “cada alumno es una historia, una promesa, una semilla de esperanza”. Su mensaje se convirtió así en un homenaje a los educadores, a quienes definió como “los verdaderos constructores de futuro”.
El eco de un mensaje global
El discurso de León XIV no tardó en difundirse a través de redes sociales y medios internacionales. Frases como “no permitan que sea el algoritmo el que escriba su historia” o “sean profetas en el mundo digital” se convirtieron en titulares y debates en foros académicos y pastorales. Muchos jóvenes destacaron el tono directo del Papa y su comprensión de los desafíos del mundo contemporáneo.
El Jubileo del Mundo Educativo concluyó con un mensaje de esperanza y compromiso. León XIV, el “profe de mates” que ahora guía a millones de creyentes, reafirmó su confianza en las nuevas generaciones: “El futuro no está escrito; ustedes son los que tienen la pluma. No la entreguen a nadie, ni siquiera al algoritmo”.











