Resulta suspicaz y preocupante que a cinco semanas para culminar las funciones del Congreso (transitorio) y también cese el periodo presidencial de Francisco Sagasti, se les ocurra a ambos iniciar una suerte de competencias populistas y pericias estratégicas que podrían ser contraproducentes para el próximo gobierno.
Por el lado del Congreso, se manoseó e intentó legislar sobre la bicameralidad, un tema sensible que demanda la modificación de 42 artículos de la Constitución. Felizmente, no prosperó. También la cuestión de confianza que originó la vacancia de Vizcarra, además de la reelección de alcaldes y gobernadores, cuya elección es el 2022. Estos temas, por su delicadeza, no deberían utilizarse irresponsablemente como táctica populista.
Sagasti no se quedó atrás y en estos días, a través del Decreto Supremo 004-21-IN, cambió el reglamento de la Carrera Policial dejando expedito el camino legal para que el próximo gobierno inicie una purga masiva de jefes policiales que no le sean leales o útiles. Si entra Castillo, este decreto supremo le cae como anillo al dedo para copar puestos estratégicos. ¿Con qué más nos sorprenderán antes de irse?