Parece que el ministro de Economía, Pedro Francke, aún no cae en la cuenta sobre la jugada que el Congreso intentaría hacerle al frenar su polémico pedido de facultades por 120 días, que le permitiría legislar en materia tributaria. Su solicitud de reforma tributaria ha ido a parar a dos congeladoras: una, a la comisión de Constitución y la otra, a la de Economía, ambas a cargo de la oposición.
Si el ministro de Economía quiere hacer los cambios tributarios el próximo año 2022, su proyecto ya debería estar en debate para aprobarse antes del 31 de diciembre, pues de seguir postergándose, su reforma tributaria recién entrarían en vigencia el 2023. La inmejorable justificación que dará el Congreso es que tiene copada la agenda de noviembre y diciembre con el presupuesto general; la reforma electoral y la representación congresal en las regiones.
Francke se ha propuesto recaudar S/12 mil millones adicionales al PBI, pero si el Congreso lo sigue meciendo, su intención solo quedará en propuesta, salvo que la Junta de Portavoces le tire un salvavidas y le haga espacio en la recargada agenda congresal, pero esta también está en manos de la oposición.