El informe de Amnistía Internacional (AI) de estos días echa más leña a la crisis política en el país, pues dice que las muertes en las protestas en el sur y Lima habrían tenido un sesgo racial. Es decir, fueron asesinadas por racismo, algo tan descabellado considerando que en el sur quienes abatieron a los manifestantes son tan iguales como los que fallecieron. Ningún gringo hay en el cuerpo policial.
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Algo más, el polémico informe dice que hubo ejecuciones extrajudiciales y muertes arbitrarias. Remata estas conclusiones afirmando que existió un “clima de tolerancia” de parte del gobierno para eliminar manifestantes. Al igual que con el terrorismo, los de AI quieren cambiar la historia haciendo creer que la muerte de los manifestantes fue racismo puro.
Lo que no se dice es que esos manifestantes organizados y armados con toda suerte de herramientas, incendiaron locales de la Fiscalía, Poder Judicial, comisarias y tomaron aeropuertos. Sin contar la cruel muerte a un policía y la de soldados que se ahogaron porque no los dejaron cruzar por la ciudad. Estrategias claras del terrorismo. Los zurdos peruanos son los más contentos con este informe de AI.