Hace bien Pedro Castillo en marcar territorio y alejarse de Vladimir Cerrón, aunque este se cree con derecho a su “cuota de poder” como lo exige vía tuis. Lo bueno es que Castillo ya entendió que Cerrón es un pasivo peligroso para su gobierno, por su radicalismo y porque detrás de él existen graves denuncias de corrupción que lo podría llevar, incluso, a prisión.
Parte del clan de los “Dinámicos del Centro” ya fueron encarcelados esta semana y los nexos, si se descifra la intrincada red, podría alcanzar incluso al propio Castillo. Al margen de los juicios de Cerrón, el mandatario parece que ha entendido que la ruta que le marcaba el ideario cerronista era peligroso e irresponsable por su extremismo y porque las consecuencias de sus propuestas habían generado un clima de inestabilidad política y económica que afecta ahora a todo el país.
Pero aún no se puede cantar victoria ni pretender que todo mejorará en el país. Para volver a la ‘normalidad’ se requiere que se mantenga alejado de Cerrón; que el nuevo gabinete lo ayude a tender puentes con la oposición y lo más importante, que Castillo realmente gobierne y cumpla sus promesas con la inversión privada.