Para 74% de peruanos de Lima y del interior del país, el adelanto de elecciones es la mejor solución a los problemas del país. Lo dice la última encuesta de Ipsos, pero lo que no demuestra ni la encuestadora ni los encuestados es que la salida de Dina Boluarte sea realmente la solución a las ingentes dificultades de la nación, agravadas con la crisis climática.
Sin duda, el Ejecutivo tiene serias fallas, tiene problemas para recuperar la meritocracia; su gestión de la crisis por El Niño sigue siendo lenta, populista y poco ejecutiva; no lograr corregir el rumbo del país; y la mediocridad de algunas políticas de gobierno hacen difícil la recuperación de la confianza indispensable para el retorno a 100 % de la inversión privada, ésta cayó a 13 % en el primer trimestre y el BCR estima que se contraerá 0.5% este año.
PUEDES LEER ? Hola, Buenos Días: ¿Cuándo se inicia la prevención?
Pero, siendo realistas, ¿es apropiado ir a las urnas en medio de la incertidumbre política dada la inscripción parcial de partidos y candidaturas y ante lo impredecible del Niño Costero y el Global que se avecina poniendo jaque la economía y la seguridad alimentaria del país?
Claro que no. Ir a elecciones para decidir entre los oportunistas de siempre solo agravaría la crisis de representación. Es necesario esperar que surjan propuestas de gobierno sólidas, partidos o alianzas con alternativas coherentes y sostenibles. El deterioro institucional que ocasionó Castillo y algunos de quienes lo precedieron es tal, que en las actuales circunstancias la opción más razonable es que Dina Boluarte siga gobernando e incluso que complete el mandato constitucional para, luego de ello, recién ir a las presidenciales. Es importante darles tiempo a los partidos y a los ciudadanos para que decidan de manera más reflexiva, no con rabia o desilución como ya se ha hecho una costumbre, sino por convicción.
Ello no implica, claro está, entregar un cheque en blanco a la presidenta y su Gabinete, sino todo lo contrario, exigir vía la presión social y sin salirse del cauce democrático, que gobierne para el Perú y no para el Congreso, para atender las urgentes necesidades de la población, poniendo fin a los escándalos como el del del plagio del ministro de Trabajo, para generar confianza, recuperar la inversión privada y la generación de empleo.