¿La Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN) que acaba de nacer traerá más burocracía, más sueldos desproporcionados y despilfarro del dinero público; o realmente destrabará las grandes obras estancadas, ejecutando aquellos proyectos millonarios que los ministerios, GOREs o municipalidades tiene paralizadas debido a la burocracia, deficiente gestión o corrupcion?
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Mientras la presidenta Dina Boluarte, el premier Alberto Otárola y el presidente del Congreso José Williams suscribían ayer la autógrafa que crea la nueva institución, en Piura y otras regiones afectadas por El Niño, los ciudadanos se preguntaban ¿qué garantiza que la ANIN no fracase como la Autoridad Nacional para la reconstrucción con Cambios (ARCC)?
Recordemos que en marzo, Contraloría criticó con dureza a la ARCC, señalando que fracasó pues varias regiones de la costa y sierra centro padecieron por las lluvias intensas del ciclón Yaku y el Niño Costero, desbordes de ríos y deslizamientos de tierra, resultando principalmente afectadas las familias más vulnerables.
Con los 25 mil millones asignados y una burocracia de 1,400 trabajadores, la entidad creada en 2017 para liderar el diseño, ejecución y supervisión de un plan integral para la rehabilitación, reposición, reconstrucción y construcción de infraestructura pública dañada por el Niño Costero; si bien había ejecutado miles de obras relativamente menores (colegios, centros de salud, etc), ninguna se relacionaba con lo urgente: el manejo integral de cuencas: “No se ha avanzado nada, (por ejemplo) en las defensas ribereñas, las represas y la reforestación”, lamentó el contralor Nelson Shack en marzo.
¿Qué cambiará ahora con la ANIN? Se le promociona como una entidad que ya no será temporal, destrabará grandes obras y las ejecutará con altos estándares de calidad. ¿El problema de que Piura siga siendo vulnerable entonces era la ausencia de esta institución? No. El gran talón de Aquiles de este y anteriores gobiernos es la falta de eficiencia técnica que impide atender oportunamente las necesidades de la población afectada. Lo urgente no es crear instituciones, más aún una que tendrá funciones de algunos ministerios, sino aumentar la eficiencia en la solución de los problemas de los peruanos.