Conforme se acerca el 2 de octubre los candidatos van sacando de la manga una serie de promesas sabiendo que no se van a cumplir. Pasarán cuatro años y será poco lo que se avance porque cada proyecto necesita, no solo de la voluntad del gobernante, sino de los recursos y de la eficiencia del equipo con el cual trabaje.
Todos los candidatos, y también los piuranos, están de acuerdo en que hay proyectos que se deben convertir en obras. Sin embargo, los recursos, la burocracia y la corrupción se han convertido en el principal obstáculo.
Pero a ello se debe de añadir el componente de egoísmo que a veces raya con la envidia. Muchas autoridades, cuando asumen el poder quieren empezar a hacer todo de cero. Dejan de lado los proyectos que gestó en anterior, sin importar el costo, tanto económico como social.
La mezquidad es tal, que cuando se inaugura una obra, promovida e iniciada por la gestión anterior, el nuevo gobernante se luce como si fuera el que la ejecutó y hasta le pone su nombre y sello.
Nunca se ha visto que una autoridad en funciones invite a la anterior a inaugurar la obra. Eso, además de ser egoísta demuestra la poca ética que tiene, porque en resumidas cuentas se está apoderando de algo que no le corresponde. En este sentido, en nuestra región vemos una serie de obras inconclusas o encarpetadas que no se ha puesto en marcha porque eran de la gestión anterior.
Alto Piura
Este es el proyecto más manoseado y ofrecido por todos los candidatos. Presidentes de la República, congresistas, alcaldes y gobernadores han ofrecido el Alto a Piura durante medio siglo. Los piuranos tenemos que entender que son 50 años que la ilusión de los agricultores ha sido usada para beneficiarse con el poder.
En los últimos cuatro años, el proyecto ha servido para mantener una burocracia que no podido destrabarlo. En cuatro años, medio centenar de trabajadores no han podido concretar con la licitación del saldo de obra.
Esta es una tarea pendiente para la nueva administración, que a estas alturas deberá de sincerar el proyecto, analizar el costo beneficio, porque lo que antes costaba 500 millones de soles, hoy sobre pasa los 800 millones, con el agravante que los primeros 500 ya se gastaron y solo se ha perforado 2,5 kilómetros de túnel. La obra está comenzando.
Al primer componente, ahora se le suma el cuarto. Lo cierto, es que a estas alturas más factible resulta construir las presas para irrigar las tierras del Alto Piura, porque el primer componente (perforación de túnel y construcción de presa Tronera) no funciona sin el tercer componente, que es la construcción del sistema de irrigación, es decir canales de distribución de agua.
Hospitales
La otra promesa, y por intereses mezquinos no se ha ejecutado es el hospital de alta complejidad. En este momento nos encontramos en cero. En lugar de avanzar se ha retrocedido. No hay presupuesto, pero sí promesas de ejecución de este anhelo de Piura.
El último jueves, el gobernador, Servando García, se reunió con el presidente, Pedro Castillo, para solicitarle el presupuesto para esta obra. Sin embargo, no se emite el decreto y se sigue demorando el inicio de esta obra.
En cuanto a hospitales, hace cuatro años se inició la construcción de los centros de salud de Ayabaca, Huancabamba, Huarmaca y recientemente, Los Algarrobos. La nueva gestión tendrá que reiniciar las obras, porque desde finales del 2021 están paralizadas.
Río
Plan de manejo del río es otro de las promesas que está en la boca de los candidatos. En los últimos cuatro años no se ha logrado concretar el plan. Se espera que en octubre se tenga todo el documento indicando lo que se debe hacer para minimizar el riesgo de inundación.
Con el Plan de manejo del río ha surgido la necesidad de la ejecución de reservorios. Esta es otra promesa de los candidatos. Cumplirla, en el mejor de los casos tardará cinco años, sin contar con el tiempo que demora conseguir el presupuesto y ejecutar los estudios.
Terminal terrestre
Desde los años 90 se escucha la promesa de la construcción de un terminal terrestre, pero hasta el momento no se ha logrado concretar el proyecto y Piura sigue siendo un enorme paradero, en donde cada empresa hace lo que quiere. Se adueña de los espacios públicos y convierte cocheras en zonas de embarque.
Vilcazán
Otro de los proyectos que no tiene cuándo ejecutarse es el reservorio de Vilcazán. De la ejecución de esta represa se viene hablando hace medio siglo, pero no hay un perfil ni estudios que sustenten la factibilidad.
Si bien es cierto que todas estas obras son importantes, el costo para los piuranos es inmenso porque en gestiones, estudios, demoras, contratos que no se cumplen se va la mayor parte del dinero.
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