Una prueba más de la descoordinación y de las decisiones unilaterales desde el centralismo limeño se aprecia hoy en el parque Don Bosco en Castilla.
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Por allí llegaron alborotados los funcionarios de Vivienda, armaron ranchos e hicieron enormes huecos para construir una piscina de tormentas, que no es otra cosa que un reservorio para almacenar el agua de lluvia y bombearla luego al río.
Este proyecto es apropiado para aplicarse en zonas inundables, en las llamadas cuencas ciegas. Los vecinos miraflorinos se preguntan: ¿quién les dijo que el parque Don Bosco era cuenca ciega? Detectada la “metida de pata”, se paralizó la obra y se replanteó ejecutarla en la Av. Ramón Castilla; mientras tanto, dejaron un arenal y un enorme hueco en el parque para tortura de los vecinos.
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Lo ocurrido sale de lo anecdótico para convertirse en una preocupación, pues deja la sensación que están ejecutando obras solo al “tanteo”, de manera informal y como les salga. Los gastos que se hicieron en el parque, ¿quién lo asumirá? Seguro que la obra misma pagará las consecuencias de la ineficiencia y el centralismo que casi siempre termina perjudicando a los ciudadanos.
