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La anarquía del parque automotor
septiembre 28, 2020
Autor: Victor Palacios

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Ayer pasé por el óvalo Cáceres y observé la pasividad con que los policías intentan lograr el ordenamiento vial del parque automotor. No tienen ningún ápice de autoridad frente las irregularidades de manejo de los conductores; una costumbre que ya tiene aceptación social colectiva y que a los policías no les parece importar corregir para garantizar una mayor seguridad vial ante el riesgo de accidentes de tránsito.

La alta dirección de la policía quizá debería preguntarse cuántos efectivos policiales necesita en función del flujo vehicular, para sancionar a los conductores irresponsables. Sin embargo, la estrategia va más allá de mapear la cantidad de refuerzos que se necesita para esta labor, cuenta mucho la calidad con la que desempeñan su labor bajo los principios de autoridad.

De qué sirve colocar más policías para que acentúan la anarquía del tránsito si lo que cuenta es la técnica por la cual deberían prever a tiempo el irrespeto a las normas de conducción. Haciendo una analogía con la dinámica del tráfico que tenemos en España, les aseguro que el grado de incumplimiento de las normas por parte de los conductores es mucho menor. ¿Creen ustedes que allá se atreven a desafiar rebeldemente a la Policía cuando la palabra es ley y la sanción es consecuente a la infracción?

Una sugerencia hacia los dirigentes de la PNP es que empiecen a invertir en radares de regulación vial a través de cámaras ocultas detrás de letreros ubicados en zonas estratégicas donde el conductor no tenga margen de transgredir la costumbre: “hecha la ley, hecha la trampa”. Por lo tanto, debe ser una cámara equipada a base de sensores de movimiento que fiscalicen el manejo del conductor y también el desempeño del policía por si existe un caso de infracción y el policía incurre en actos de coimeo.

Consecuentemente, la información recogida por el dispositivo se reporta directamente a la central de datos del Ministerio de Transportes para que de esta manera no exista margen de alterar el proceso de aplicación de la norma en tanto los policías no pueden manipular las evidencias a su favor. Lamentablemente, en un país donde el desorden es la costumbre, el cumplimiento de la norma debe ser a “prueba de pendejos” para garantizar una pacífica convivencia púbica. Y termino con esto estimada PNP, la hipótesis” a mayor vigilancia policial, mayor control del tránsito” esta sesgada, porque se descentraliza la corrupción más no el orden.

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Victor Palacios
Editor web de El Tiempo y La Hora. Periodista y fundador del equipo digital del diario El Tiempo. Comunicador con experiencia en Marketing Digital, Data Analyst, SEO, Web Design, Email Marketing e Ecommerce.
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