Nos encontramos frente a un escenario político bastante confuso, en el que priman las declaraciones, pero no las propuestas, y los enfáticos eslóganes pero se extrañan los planteamientos concretos. Algunos candidatos acusan al Gobierno de poner trabas a su participación y otros ni siquiera se animan a hacer algo de campaña. ¿Cómo podrá la ciudadanía tomar una decisión inteligente si poco o nada sabemos de los planes de los candidatos?
El Tiempo ha comenzado a publicar entrevistas hechas a todos los candidatos con el fin de que la población pueda hacerse una idea de lo que cada quien propone y así pueda meditar su voto. Lo que deseamos es convertir a nuestras páginas en verdaderas tribunas de libre expresión de los postulantes a la presidencia de la República, con el afán de formar ideas claras en nuestro público sobre las propuestas para resolver los problemas de la patria. Nuestra época está dominada por la desinformación, por los rumores, las mentiras, la seudociencia y el afán de protagonismo por cualquier medio. El periodismo, frente a ello, debe defender el derecho de la ciudadanía a acceder a información verídica y a conocer opiniones legítimas. Los actores políticos y los ciudadanos de a pie deben ver en la prensa un espacio para el verdadero intercambio de ideas que permitirán reconstruir nuestra economía y, sobre todo, nuestra sociedad.
Es momento, pues, de aunar esfuerzos para encontrar soluciones que den brillo a nuestro país. De lado de los candidatos está el proponer verdaderas y necesarias políticas, así como ser modelos de lo que predican. De parte del periodismo está el informar sobre estas propuestas, ofrecer a la región alternativas, dar a conocer la realidad de nuestra país para construir criterio político. Esta tarea impuesta sobre los hombros del verdadero periodismo es ardua: nos exige compromiso con esta región, con su progreso y su destino.
Sin embargo, la labor fundamental corre por cuenta de la ciudadanía. Lo político emana de la voluntad popular y se legitima en los ritos democráticos que estamos obligados a preservar para garantizar el entendimiento social. La sociedad es, en última instancia, responsable de sus decisiones. Por esto es necesario que cada persona tenga a mano la mejor información.