Creemos que la política verdadera empezará a recuperar su importancia y su influencia cuando los movimientos y partidos también transparenten sus cuentas ante la ciudadanía, cuando la moralidad de las arcas no sea un secreto, incluso, para sus militantes o adeptos. Los partidos, al ser la bisagra entre la ciudadanía y los poderes, deben ser instituciones necesariamente confiables.
Preocupa por ello que la rendición de cuentas de campaña ante la ONPE sea tan pobre (apenas S/80 mil entre los 60 candidatos declarantes, a pesar de que en Piura hay 152 en total), a pesar de que vemos la región inundada de paneles, los televisores hartos de propaganda y, sobre todo, las redes sociales convertidas en verdaderos campos de batalla casi nunca limpia. Eso no es gratuito, eso cuesta. Cuesta plata. Nada es gratis y eso no pasa inadvertido para nuestra ciudadanía -que da sus primeros pasos maduros en democracia al desconfiar de todo discurso y de toda imagen-: en la mentalidad de “la calle”, la política es la otra cara de corrupción; los partidos son el otro rostro de la criminalidad de alto vuelo. ¿Contribuyen los candidatos al fortalecimiento de la democracia cuando callan las cifras que han invertido en pancartas, paredes pintadas, “mermelada”, spots y trolls? De ninguna manera: tales actitudes de encubrimiento allanan el camino para el escepticismo, que es necesario en los principios de todo sistema político racional, pero es peligroso cuando no encuentra el contrapeso de un proyecto o propuesta que se ofrezca como alternativa para el mejoramiento de la sociedad.
A pocos días de los comicios generales y a solo meses del Bicentenario de nuestra república, es urgente que los postulantes a los primeros cargos políticos del país (presidencia y Congreso) sean conscientes de que son tan
responsables de la actual crisis política en la medida que no contribuyen a hallar una salida menos traumática a
esta crisis de representatividad que podría costarnos años de desarrollo institucional, inclusión, seguridad económica, fortalecimiento educativo y promoción de la persona como verdadero objetivo de la sociedad. Empiecen a
cambiar este país rindiendo cuentas y mostrando vuestra verdadera cara a una ciudadanía hambrienta de justicia y
honestidad.