Parece una pesadilla pero es real: Cuando más urge formar profesionales de primer nivel que saque al país del ciclo vicioso de la corrupción e interminables crisis de todo tipo, a un puñado de congresistas, de Perú Libre, Fuerza Popular y Renovación Popular, se les ocurrió este viernes que el ambiente navideño era un buen momento para aprobar dos dictámenes en contra de la reforma universitaria: uno dando una “oportunidad” de dos años a las universidades no licenciadas y otro que recompone el consejo directivo de la Sunedu para retroceder hacia la ex Asamblea Nacional de Rectores.

Como ya es una costumbre, el Congreso se convirtió ese día en el epicentro del petardeo contra la reforma. La votación graficó los intereses de “universidades” públicas y privadas que, con la excusa de la autonomía, y la complicidad del Ejecutivo, pretenden recuperar el clima de anarquía existente hasta antes de la Ley Universitaria.

Es importante la marcha que se anuncia para este 15 de diciembre en Lima en contra de este atropello a la educación universitaria, pero no es suficiente. Al igual que contra otros zarpazos populistas de Pedro Castillo y Perú Libre como el pretendido retroceso en la meritocracia y la Carrera Pública Magisterial, la ciudadanía debe hacer presión para cerrarle el paso a quienes pretenden mercantilizar la educación universitaria.

Con marchas ciudadanas, protesta en redes sociales y fiscalización desde los medios de comunicación, se debe cerrarle el paso a estos y otros proyectos que pongan en grave riesgo el futuro del país: los jóvenes.

Y es que las bancadas defensoras de la llamada “contrareforma” -una verdadera traición a la enseñanza universitaria- acaban de demostrar que no se detendrán. Se vocea que ya tienen los votos para ganar en el Pleno.

Si la opinión pública, las propias universidades que apuestan por la calidad en sus programas de enseñanza y los pocos parlamentarios que se han comprado el pleito no salen a cuidar el arco del Perú, esta peligrosísima confabulación -PL, FP y RP- la próxima vez irá por más.

De hecho PL ya intentaría cambiar a los altos mandos de la Policía, traerse abajo las reformas en el transporte. ¿Qué viene? ¿Poner a sus topos en el Tribunal Constitucional?