Por: José Luna Muñoz, Periodista
Los casos de dengue en la región aumentan descontroladamente y las autoridades sanitarias se comen la cabeza mientras ven crecer la demanda de salud y disminuir la capacidad de respuesta.
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En concreto, faltan camas. Recientemente, la Dirección Regional de Salud, a través del Gobierno Regional de Piura, hizo un requerimiento presupuestario de S/2 millones para la adquisición de estos importantes elementos, pero el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) ha dicho que no, que las camas son elementos “fijos” de los hospitales, cuyo financiamiento corresponde a los presupuestos de los nosocomios o de la Diresa y que no son bienes cuya adquisición pueda considerarse “de emergencia”. ¿Y con la pandemia de COVID-19 por qué se procedió de otra manera?
Es probable que el asunto esté siendo manejado como ha ocurrido en los últimos años desde una perspectiva política (o politiquera, con un criterio político mezquino). Ciertamente, era mucho más redituable políticamente actuar, con cámaras y prensa atestiguando las maniobras, con excesivo afán aunque no siempre fuera productivo en la pandemia de coronavirus.
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Parece que la crisis sanitaria que en Piura ha ocasionado el dengue no es vista con la misma importancia. No se entiende bien el criterio con que el MEF destina sus recursos. Ya lo vemos con la fallida y mentirosa Reconstrucción, que a estas alturas parece una caridad mendigada al Gobierno central y nuestras autoridades parecen contentas con ese papel mendicante y triste, alejado y antitético del heroísmo gestor que se necesitaba ver en estos seis años transcurridos desde el último Niño. Volvamos a la salud: el dengue, por sus propias características y por su reducido ámbito crítico, es menos espectacular que la COVID-19, pero ello no justifica el abandono al que es sometida la región al negársele recursos que urgen para salvar vidas. Al cierre de la presente edición, se había dispuesto la instalación de un hospital itinerante para atender los casos que crecen de manera escandalosa mientras muchos se preguntan por qué nunca es posible prevenir estos brotes y por qué la reacción es tan débil.
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Prevención desfasada
La prevención, ciertamente, es posible, pero en Piura no se practica. En abril de este año el día 23para ser exactos, la Diresa ordenó y acometió la fumigación de dos mil viviendas en la urbanización Los Algarrobos (Piura). Entonces, se contaban 13.232 casos y doce fallecidos. El médico especialista en Salud Pública, Julio Barrena, entrevistado por “El Comercio”, explicaba que había 98 hospitalizados y que los casos crecían por miles semanalmente. Fueron fumigadas las viviendas de los sectores La Molina, Los Ángeles, Mónica Zapata, Ollanta Humala, Santa Teresita, San Borja y Los Faiques.
Luego de esto, las acciones de fumigación se han dado de manera esporádica, en parte por la escasez de recursos y en parte porque la fumigación no sirve de mucho a estas alturas: en lo que va del año, la Diresa ha fumigado 72.000 casas y a efectuado el llamado “control larvario” en 178 mil viviendas. De acuerdo con el portal oficial Andina, también se recolectaron 47 toneladas de inservibles. Sin embargo, de acuerdo con especialistas médicos, la fumigación no es suficiente si no se evita la cría del zancudo Aedes aegypti. A estas alturas, lo último parece haberse salido de control.
Otro factor que disminuye la efectividad de la fumigación es que muchas personas no permiten que las brigadas de salud intervengan las viviendas. Al respecto, la ministra de Salud, Rosa Gutiérrez, el pasado 8 de mayo en Piura, pidió criminalizar la obstaculización de estas labores. “No podemos permitir que algunas familias obstaculicen nuestro trabajo. Las familias tienen que abrir sus puertas para hacerle frente al dengue. Les ruego por favor, hagan el esfuerzo de permitirnos entrar a sus hogares para que podamos fumigar y limpiar, porque casa que no permita abrir, que no cuide y que no limpie nos genera un problema de salud pública”, enfatizó la ministra.
“Tenemos que trabajar en conjunto porque todos nosotros tenemos que ser responsables. Nos estamos desplazando más de sesenta brigadas para que puedan fumigar casa por casa. El dengue mata, no nos olvidemos, y cada vida cuenta”, agregó.
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En la actualidad, queda claro que la fumigación es una estrategia necesaria aunque insuficiente. Nos encontramos en una etapa en que debe primar la reacción frente al avance de la enfermedad. A la fecha, los casos llegan a 21.253, lo que significa el 27% de las ocurrencias a nivel nacional. Los centros de salud no se dan abasto para atender a todos los pacientes que llegan con la esperanza de salvar sus vidas. Catorce personas han perdido la vida, según el cómputo oficial, pero la realidad podría ser más sombría. Añadamos que el gobernador Luis Neyra manifestó a la titular de Salud que la epidemia estaba “controlada” y que esperaba que la curva de casos “siga bajando”. ¿Por qué mentir así? Hace tres días, Willax TV recogió las declaraciones de la ministra Gutiérrez quien dijo que el dengue “está controlado”: “Estamos preparados por si esto sigue in crescendo. Nosotros tenemos controlado el problema”. ¿Una mentira en pared?
Más camas urgentes
Citando nuevamente al doctor Barrena, actualmente se necesitan mil camas con urgencia. “En Piura se necesitan alrededor de mil camas. Si se hubieran dejado camas en los centros médicos, sabiendo que el dengue aquí es un problema endémico, hubiéramos tenido cómo atender a los pacientes. El problema es que solo se plantean soluciones temporales y se necesitan soluciones permanentes”, detalló a la prensa el especialista.
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En entrevista con radio Cutivalú, Barrena se refirió a las extrañas palabras del gobernador: “Si minimizamos el problema, no vamos a tener el presupuesto necesario, no vamos a tener personal, no vamos a instalar Uviclin y se van a seguir abarrotando los hospitales porque no encuentran cómo atender a toda la población”, sostuvo.
cabe señalar que el domingo 14, El Tiempo informó que el Gobierno Regional de Piura había solicitado al Ejecutivo una partida de S/12 millones para atender de manera integral la epidemia; no obstante, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) había observado el requerimiento y había decidido negar S/2 millones, justamente la cifra que habría servido para equipar con más camas a los hospitales. ¿Esta medida habrá sido un efecto indeseado de las declaraciones del gobernador Neyra? La triste noticia la dio la directora regional de Salud, Myriam Fiestas Mogollón.
“Hay un entendimiento de la ley bastante cuadriculado, se considera que implementar nuestros Uviclin (Unidad de Vigilancia Clínica Intensiva) con camas, estetoscopios [y] portasueros, es dar un bien fijo y que, por ende, no estaría incluido en el marco de la emergencia”, declaró.
En este punto cabe explicar que cuando se habla del financiamiento de una cama los especialistas no se refieren únicamente a la cama física, sino al equipo y al personal requerido para atender dicha cama: un médico, una enfermera, un técnico en enfermería e implementos como los mencionados por la doctora Fiestas: estetoscopios, portasueros, entre otros. Un médico puede encargarse de varias camas, así que no es necesario contratar uno por cada una, pero cuando se solicita más camas hospitalarias debe entenderse que se incluye la solicitud de contratar a más profesionales de la salud.
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¿Y nuestra bancada?
A la fecha, solo el parlamentario fujimorista César Revilla ha expresado su intención de elevar esta demanda sanitaria al pleno del Congreso. Sin embargo, no hemos tenido noticia de que su promesa haya sido realizada o de que se haya debatido este asunto entre sus pares. El concepto de bancada regional es una idea muerta cuando se trata de pelear por las necesidades de Piura y las acusaciones de negligencia emergen. Por ejemplo, para la congresista Heidy Juárez, el gran culpable de que el MEF niegue recursos a la Diresa es el propio Gobierno Regional y su incapacidad de hacer algo con los recursos destinados al sector salud. “Me he reunido con la viceministra [de Salud] y la información que me ha dado es que se ha dado presupuesto, pero, lamentablemente, no está ejecutado al 100%, solo tiene una ejecución del 30% y eso ya no depende del Ministerio de Salud, sino del Gobierno Regional”, contó a El Tiempo.
Pero la titular de la Diresa insiste en señalar que hay una mala interpretación de las cifras: “La página amigable del Ministerio de Economía y Finanzas solo registra la parte de devengados; es decir, totalmente pagados. Los sueldos de todo el personal, los inspectores y fumigadores están dentro de un presupuesto comprometido y hasta el momento en que no cumplan con su jornada mensual, no va a figurar como devengado”.
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El peor de la historia
A grandes rasgos, es evidente que ni el Gobierno Regional ni la Diresa ni el Ministerio de Salud ni el MEF tiene clara idea de lo que se debe hacer y solicitar las camas urgentes es la única medida razonable, aunque es la más despreciada. ¿Es a causa de la desinformación generada por las propias autoridades regionales -y convenientemente respaldadas por el Ejecutivo-? Probablemente ello tenga mucho que ver, pero no olvidemos que las necesidades del sector permanecen insatisfechas desde hace décadas.
El dengue es una enfermedad de la que existen registros desde 1700, en plena Colonia. La historia de la salud peruana recoge descripciones de posibles brotes ocurridos en el año mencionado y también en 1818, 1850 y 1876, aunque sin contrastación laboratorial, como lo señala el médico César Cabezas en su trabajo “Dengue en el Perú: Aportes para su diagnóstico y control”. Es probable que la presencia del mosquito Aedes aegypti, sin embargo, sea muy anterior pues este ya era descrito en la Enciclopedia China de la dinastía Chin, entre los años 265 y 420 antes de la Era Común. Volviendo al Perú, el zancudo fue erradicado en la década del cincuenta del siglo pasado, sin embargo, el insecto volvió a través de Loreto en 1984, lo que desembocó en la gran epidemia de dengue clásico de 1990 para luego extenderse a las ciudades costeras. Desde entonces, el azote ha reaparecido periódicamente.
Este año, la presencia de lluvias, la interrupción de los servicios básicos, el consecuente almacenamiento de agua sin cuidados y la acumulación de inservibles en las calles y viviendas, ha conducido a una situación que agrava la crisis generalizada del país. Medios extranjeros como Infobae no dudan en citar a la decana del Colegio de Enfermeros del Perú, Josefa Vásquez, quien asegura que “se trata del peor brote de dengue de nuestra historia”. El expresidente de la Federación Médica de Piura, Arnaldo Vite, sostiene que “estamos peor que en el 2017”. “Los casos, hoy por hoy, se han duplicado si revisamos las cifras de 2022 y 2023 en el mismo periodo”, explicó.
Dadas las circunstancias narradas en este informe, conviene preguntarnos: ¿aún no hemos visto lo peor?