Cada 25 de mayo se celebra el «Día del Payaso Peruano», una fecha festiva que se vio afectada por la emergencia sanitaria a causa de la COVID-19. Los payasos de todo el país se han visto perjudicados por las restricciones sociales que les impide llevar alegría presencial.
Lejos de verse impedidos de realizar sus actividades, estos artistas han dejado fluir su creatividad y asumieron el reto de seguir sacando sonrisas en medio de la pandemia, como el caso del payasito Pocholín.
Gustavo Albán Salazar solo demora 10 minutos en preparar su maquillaje de payaso, con una destreza adquirida en sus casi seis años de carrera artística. Cuando termina, alista los equipos en su set de grabación: revisa las luces, los artefactos de magia, la música, las burbujas y su infaltable nariz roja.
A las 10 de la mañana tiene un show infantil por Zoom por el “Día de los Jardines”. Cuando la aplicación inicia la reunión Gustavo deja el set y Pocholín toma el escenario, un emocionado público responde a sus contagiosas carcajadas.
Durante una hora se dedica a sacar sonrisas a una sala de zoom, lo viene haciendo desde que la pandemia lo obligó a reinventarse para sobrevivir.
Reinventarse
“Tuvimos que cumplir el protocolo” recuerda Pocholín cuando la pandemia prohibió las reuniones sociales y su medio de sustento “Golpeó mucho a nivel artístico, dependíamos de todos los fines de semana para realizar nuestros eventos”.
Con la cuarentena que se extendió para prevenir el aumento de casos de la COVID-19, los artistas peruanos tuvieron que guardarse de los reflectores y esperar.
Y como al peruano nada lo detiene, Pocholín sacó adelante su espectáculo virtual.
En mayo empezó con transmisiones en vivo en Facebook, supo ganarse a su público con cada transmisión y se adecuó a las redes sociales. Armó un set para seguir sacando sonrisas al otro lado de una pantalla. Desde entonces no ha parado.
“Me gustaba hacer mis eventos y mis shows al aire libre y ahora estar aquí, hacer tu mismo estudio, poner las luces, estar con una cámara, con una laptop, hablándole a alguien detrás de una celular. Al principio decía parezco loco, pero no, porque detrás de esa pantalla habían más personas”.
Si bien sus shows virtuales son muy populares, admite que la pandemia lo ha perjudicado mucho: “Los ingresos no son iguales”.
Gustavo ha vivido en carne propia la triste realidad de despedirse de un ser querido a manos de este virus mortal. Su hermano y su padre, dos pilares importantes en su vida que lo impulsaron para que creara a Pocholín, no ganaron la lucha contra el COVID-19. Lejos de sentirse deprimido, Pocholín saca fuerzas de sus buenos recuerdos para salir adelante.
“Las fuerzas yo las saco de ellos”, asegura.
El Día del Payaso
Pocholín celebró su día trabajando, una vez que la sala del chat cerró, usó su celular para actualizar sus redes sociales y enviarle saludos a sus colegas por esta fecha tan especial.
El payaso tiene mucho cuidado cuando habla de la pandemia con los niños, sabe que ellos también han sufrido con las restricciones y la perdida de un ser querido. En su mensaje final usa su mejor sonrisa para pedirles que se cuiden.
“Es un gusto y un amor seguir haciendo nuestro arte, seguimos llevando alegría a nuestro público, nos debemos a ellos, por eso les pedimos que se cuiden”, reflexiona.
Así como él, muchos payasos, orgullosos de su profesión, asumieron el reto de seguir sacando sonrisas en estos tiempos tan difíciles.