Estas lluvias “normales” (según Senamhi), en 10 días han puesto de cabeza a varios poblados del Alto Piura; han interrumpido la Panamericana Norte en Lambayeque y ha generado una psicosis de inundación entre los citadinos de Piura y el Bajo Piura, pues las defensas, en vez de haber mejorado, se han debilitado al punto que con un aforo de 300 m3 de agua se empezó a carcomer los taludes hechos de arena compactada.
¿Y si viniera un Niño? Han transcurrido 38 años desde el fenómeno del 83, el que más se recuerda porque desbarató carreteras, casas y canales en toda la zona norte. Luego llegó el del 98, posteriormente hemos tenido fenómenos lluviosos intensos como en el 2017; pero a pesar de todas estas experiencias y el tiempo transcurrido, las ciudades siguen más vulnerables que antes.
¿Qué han hecho con los millones de soles que se gastaron en reconstrucción? El problema, parece ser, es la mezquindad con que se gastan los recursos. La cultura del parchecito, el saquito de arena; el hacer obritas; la falta de previsión para futuros eventos y la corrupción son la causa de que con cada lluvia o creciente del río, se nos desbaraten las ciudades.
