Algunas de las funciones del parlamento son fiscalizar, proponer y aprobar leyes, pero, ¿para qué o para quiénes son esas normas que aprueban en candentes simulacros de debate? La reciente ley de quitar los octógonos a las fórmulas para bebés es un ejemplo de lo poco que les interesa la población infantil en el país.
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Pasando por encima de las advertencias de especialistas, estos congresistas creen que no son necesarios los octógonos en las fórmulas lácteas, desoyendo incluso a los nutricionistas que advierten que dichos productos tienen un alto contenido de grasas saturadas y azúcar. Es decir, más importante para ellos es el negocio y los empresarios que los bebés peruanos.
Otra más de los “padres de la patria”: acaban de aprobar una norma de prescripción de delitos; es decir que, si alguien se esconde o alarga un proceso con leguleyadas, pasado un determinado tiempo, su caso prescribe y la impunidad gana. Para algunos juristas, esta norma es nociva y despierta suspicacias de que está hecha para alguien en especial; es decir, una ley a pedido… ¿de quién? Cuellos Blancos, Toledo y Vladimir Cerrón podrían ser los beneficiados.
