Dos gestos significativos que por Navidad podemos ensayar todos en esta difícil crisis sanitaria que vive el mundo hoy –que deberían estar, incluso, por encima de los ostentosos regalos o las copiosas mesas de potajes y bebidas por las que se preocupan y estresan muchos-, son la solidaridad y la responsabilidad.
Solidaridad con quienes han perdido su trabajo; con las familias que han sido diezmadas por la pandemia o que han quedado endeudados por salvar la vida de algunos de los suyos, mientras otros siguen internados en los nosocomios. “La solidaridad es cuestión de justicia, un cambio de mentalidad que nos conduce a pensar en comunidad”, dice el papa Francisco.
Responsabilidad para no seguir propagando el virus de la COVID; evitando las concentraciones masivas familiares o sociales; respetando protocolos de bioseguridad, pero sobre todo, las normas establecidas por Salud. «La belleza de la Navidad se refleja en el intercambio de pequeños gestos de amor concreto», dice el papa. Cuidar de nosotros y de que otros no se contagien, es un acto de amor y de respeto por la vida. ¡Feliz Navidad!