Es probable que para fin de año, cuando la actual gestión regional termine, la inversión de su presupuesto llegue al 50%.

Actualmente, el gasto no llega siquiera al 20% por lo que podemos imaginarnos cómo harán nuestras autoridades para tapar ese vacío que nos demuestra una vez más que cometimos un error como sociedad al darle la confianza y los votos a un equipo de incapaces y a un gobernador que, sin lugar a dudas, ha conducido la peor gestión en la historia regional.

Incluso el propio vicegobernador -quien se supone que debería ser la mano derecha de Servando García- advierte que es necesario fiscalizar que el dinero de todos los piuranos no se use en pinturas, pancartas y todo tipo de propaganda de los candidatos afines al actual gobierno. Qué pena lo que se ha hecho con Piura, con Sullana, con Talara, con Tambogrande, con el Bajo Piura y la sierra. Qué pena nos da el abandono y la falta de objetivos para trabajar por una ciudadanía que confió en García, que le dio su aprobación para ser el líder de la región, y sin embargo solo ha recibido de él un indolente portazo en la cara, el mismo que da a la ciudadanía que le reclama ponerse a la cabeza de los reclamos más urgentes, como el Hospital de Alta Complejidad.

Ni inversión ni gestión, ni gasto ni reclamos; en breve cumpliremos cuatro años de inoperancia que deberían pasar al olvido, al basurero de la historia, pero lamentablemente no será así, al menos en el corto plazo: las consecuencias de la inacción y la testarudez del gobernador, así como de la innegable falta de oficio de sus funcionarios, podrían vivirse al comenzar el nuevo periodo. El Ejecutivo podría castigarnos por las mediocres cifras de inversión asignándonos menos recursos de los que necesitamos.

Nuevamente, pierden los más necesitados, los más postergados. ¿Se podrá quebrar esta impunidad con que algunas autoridades dejan pasar el tiempo mientras ostentan los mayores cargos políticos?

Esperemos que el próximo gobernador sea mejor y no se refugie en excusas como la pandemia y la crisis nacional para no asumir su rol principal. Esperemos que el próximo gobernador sí tenga los pantalones para representar a los piuranos ante el Gobierno central y exigir respeto a nuestro pasado y nuestro presente. Ya estamos hartos de ser mecidos.

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