Perú Libre, el partido político que ahora está en el Gobierno, se presentó a las elecciones de este año con único objetivo de pasar la valla electoral. Por azar del destino llegó a la segunda vuelta y ahora, a gobernar el país. Como todo improvisado no tenía, y no tiene, un equipo sólido y el presidente Castillo, tampoco.
Bellido dijo, en una ocasión, que llamaron a Pedro Castillo para presidir la plancha presidencial porque Cerrón no podía hacerlo. Castillo es un invitado y tampoco pensó que iba a ganar.
Así las cosas, el mando del país ha caído en manos de un partido radical y de un presidente improvisado. Sin embargo, Castillo podría asentarse mejor si se rodeara de asesores y tuviera un norte, un objetivo, una hoja de ruta para seguir. La hoja de ruta, aunque muchos crean que es patrimonio de Ollanta Humala, marca el camino. Es decir tiene objetivos claros hacia dónde ir y cómo hacerlo. Pero en la izquierda se entiende como una imposición, sobre todo de la derecha.
A Perú Libre el único objetivo claro que se le ha visto, hasta ahora, es la reforma total de la Constitución y por ello, a sus militantes no les importa derribar todo a su paso. Incluso al país.
En esta línea, cuando las aguas apenas comienzan a calmarse, luego del cambio de varios miembros del Gabinete, Guido Bellido vuelve a disparar contra el presidente Castillo pidiéndole que cumpla la promesa de campaña, es decir el indulto a Antauro Humala.
Bellido sabe que este tema va a polarizar al país y lo saca precisamente para mover el avispero.
Sin duda, que dentro de este grupo político hay intenciones de crear caos de llevar al desgobierno total con el único fin de echarle la culpa al sistema, a los grupos de poder, a la prensa y a la derecha. De todo esto, piensan que saldrá el pedido unánime de una nueva Constitución vía asamblea constituyente.
Bellido no olvida sus prácticas universitarias en donde generaba conflictos, sembraba el caos y como dicen quienes lo conocieron en la Universidad San Antonio Abad, era el que generaba los incendios y luego el mismo los apagaba, solo que ahora los incendios le cuestan al país y especialmente a los más pobres, a aquellos a quienes este grupo dice defender.