De acuerdo a un informe del diario español El País, Brasil, México y Perú arrastrarán a toda Latinoamérica a la mayor recesión conocida en su historia. Se estima que México y Brasil sufran una contracción en su economía del orden del 7,5% de su PBI; sin embargo, para el Perú los pronósticos son catastróficos: 12%, muy por encima del índice de caída mundial. Y las malas noticias sobre nuestra economía no cesan.
Según Adex, hasta el momento se han perdido más de 140 mil empleos formales; mientras la exportación sufre su peor crisis, en especial la minera con una caída de hasta el 16% de las exportaciones como el cobre. Así es. La crisis sanitaria nos mantiene hoy a sobresaltos; y la atención se centra con dedicación a detener el número de contagios, en salvar la vida e intentar remendar el sistema de salud colapsado; sin embargo, el daño que nos deja el coronavirus no terminará solo en estadísticas de infectados y fallecidos, pues en paralelo, la economía de Latinoamérica se viene a pique, en especial las de mayor peso como la de Brasil y México, arrastrando con ello al resto de países.
El Banco Mundial no tiene, por lo menos para este año, un pronóstico esperanzador para Perú. El coronavirus no solo está matando y ha recluido en sus casas a los peruanos, sino que les ha quitado el empleo y los ha empujado a la informalidad; igual, ha obligado a muchas empresas formales a paralizar y despedir trabajadores o enviarlos a sus casas bajo la norma de la “suspensión perfecta”; en otros casos, las pequeñas y microempresas se han disuelto o pasado a la informalidad, mientras que las exportaciones agrícolas se han contraído.
¿Volveremos a levantarnos, recuperar el trabajo formal y las exportaciones? ¡Claro que sí! Según el Banco Mundial, si bien este año el Covid-19 nos golpeará fuerte, en el 2021 Perú podría tener un crecimiento de hasta el 7% del PBI, convirtiéndose en la economía de Latinoamérica con mayor recuperación post pandemia. Lo que nos toca hoy como ciudadanos es resistir la arremetida del virus. Pero no de manera resignada como si fuera nuestro destino la miseria, el caos y la muerte. Todo lo contrario. El peruano ingenioso ya está detrás de pequeños y grandes emprendimientos que debería el Estado, los municipios y los gobiernos regionales asistir y alentar para que genere fuentes de trabajo y reactive de la economía.
El papel del gobierno en este momento es fundamental porque de las normas y estrategias económicas que fomente en ayuda de las empresas, está el éxito de la reactivación económica. El ciudadano tiene su propia responsabilidad. De él depende bajarle el ritmo de contagios al coronavirus y eso se logra con disciplina, protocolo de limpieza y el respeto a las normas. Ojalá este virus logre calar la conciencia de todos para hacer del Perú un país con ciudadanos ejemplares y comprometidos con el desarrollo sostenible.