Ha pasado un mes desde que las lluvias fuertes cesaron. Un mes en el cual se pudo avanzar con las tan necesarias obras de prevención para mitigar los efectos de El Niño que se sigue gestando, pero parece que a las autoridades el tiempo no les importa.
Hasta hoy, no se ha movido una sola piedra en favor de la prevención. Que se sepa no se ha diseñado una forma efectiva para evacuar el agua de las cuencas ciegas. Todo sigue en ideas y planes que nunca se hacen realidad.
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Esta situación nos hace recordar el año 1997 cuando a mitad de año se anunció un evento El Niño fuerte. Desde el mismo momento del anuncio se comenzó a trabajar en la ampliación del dren Sullana y se construyó, tal y como lo conocemos hoy. Esta obra ha evitado la inundación del mercado, de Pachitea y de la Urbanización del Club Grau. Se construyó también el dren César Vallejo , Petroperú, entre otros. Si bien es cierto que esas obras no fueron suficientes, también es verdad que ayudaron a la población.
Hoy, se sabe lo que se debe hacer, pero parece que se espera un milagro o que por arte de magia aparezcan los drenes, las cisternas subterráneas, las motobombas, las defensas de los ríos y quebradas y los puentes tipo Bayly. No se hace nada.
También llama la atención que la población esté tranquila, ensimismada en sus problemas, olvidándose de que en menos de seis meses tendremos un Niño fuerte y volveremos a repetir la historia de este último verano.
También nos hemos olvidado que las defensas del río se caen a pedazos, pese a la millonaria inversión y que no han resistido la fuerza de las aguas del río Piura. Nos hemos olvidado que el cauce, así como está, no resistirá una creciente de más de dos mil metros cúbicos por segundo. Es hora de exigir a nuestras autoridades que de una vez por todas se pongan a trabajar. El tema del dengue es importante, pero la prevención en obras que ayuden a mitigar los daños en la zonas urbanas también. Si hoy no se construye lo necesario, el próximo verano seremos muy afectados por las lluvias. El momento es hoy, luego no sirve llorar sobre las cuencas ciegas.
