El presidente Pedro Castillo es un peligro cada vez que abre la boca porque es incapaz de ordenar sus ideas y estructurar un mensaje coherente que luego no lo meta en líos.
En la reunión de las Naciones Unidas en Nueva York, volvió a patinar con anuncios contradictorios que en vez de atraer la inversión privada, la espanta.
El mensaje que llevó -además de seguir con la cantaleta de la victimización en un lugar en el que a nadie le interesa- fue de caos y corrupción en el país. Afirmó que el Perú está plagado de corruptos y dejó claro que sobre su gestión la derecha gesta un golpe de estado.
En una tribuna internacional como esta, no es posible llevar quejas domésticas. Este tipo de anuncios solo genera dudas en los inversionistas y hacen mucho daño al país.
¿Cómo cree él que con estos lloriqueos y golpeando a socios estratégicos como Israel, Rusia o Reino Unido va a generar confianza a la inversión? Al inversionista se le atrae con un Estado eficiente, con un equipo de ministros capaz de solucionar los problemas y no cambiándolos cada quince días. Es esa inestabilidad y la incapacidad de su gobierno la que frenan cualquier intención de inversión por ahora.
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