Una mujer en Estados Unidos, quedó paralizada de las piernas después del parto por ser colocada en una mala postura.

Se trata de Elizabeth Waggett, cuyo caso se ha hecho viral en redes sociales por perder la sensibilidad en las piernas después de tener a su hijo.

Es Viral

La joven madre de familia, tras ser colocada en una mala postura dejó de tener sensibilidad en las piernas después del parto, lo que provocó que necesitará de una silla de ruedas. Esta situación ha generado indignación en las redes sociales haciendo que el insólito caso de negligencia médica se viralice por todo el mundo.

Es cierto que traer al mundo una vida es muy doloroso, pero quedar discapacitada no es un precio que ninguna madre debería pagar, comentó un usuario en la red social X.

Mujer deja de caminar después del parto

Elizabeth Waggett quien tenía 36 años cuando dio a luz a su hija Darcy, tras 72 horas de parto, cuando le informaron que tenía una parálisis de por vida, tras una lesión catastrófica durante el parto.

La mujer recibió 24 horas antes una inyección epidural, pero tras no pasar el efecto de adormecimiento fue que un neurólogo visitó a la mujer, quien le comentó que probablemente había sufrido daño en los nervios como resultado de un estiramiento prolongado en su pelvis.

«Mi mundo se derrumbó, pensando, ¿por qué yo? ¿Por qué me ha pasado esto? Me sentí fracasada porque tenía este nuevo bebé y no podía levantarme para ir con ella. No se suponía que fuera así», reveló para el medio diario Daily Mail.

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Daños irreversibles

Tras realizarse las pruebas estas mostraron que su nervio ciático, el nervio más grande del cuerpo que recorre la columna hasta la parte posterior de las piernas, había sufrido daños graves.

La mujer terminó en una silla de ruedas y su esposo fue quien se hizo cargo de ella.

«Mi marido tuvo que dejar su trabajo para cuidarme a tiempo completo: llevarme al baño, ayudarme a ducharme y alimentarme, además de cuidar de nuestro bebé».

Un milagro

La madre de familia Estuvo en esa silla durante 7 meses, pero como si fuese un milagro tras ese tiempo logró levantarse, aunque con una movilidad muy limitada, ahora necesita de analgésicos y fisioterapia para soportar el dolor de sostenerse en pie. Pese a que la vida de Elizabeth no volverá hacer la misma, que ahora pueda tener un poco más de independencia para trasladarse le ha dado un nuevo sentido de esperanza a su vida,

«Todavía siento como si tuviera dos extremidades unidas a mi cuerpo, en lugar de mis piernas. No puedo correr ni saltar y caminar largas distancias me provoca un dolor bastante intenso al día siguiente, pero me esfuerzo», señaló.