Las vacunas COVID-19 han comenzado a distribuirse en todo el mundo, muchos países muestran un gran avance en la inmunización de su población.
Conforme avanza la aplicación surge la pregunta sobre si el alcohol puede interferir en la respuesta inmunitaria o no.
De acuerdo con un artículo publicado en el New York Times, hasta el momento no hay pruebas de que tomar una o dos copas pueda reducir la eficacia de la medicina en ninguna de las vacunas administradas en Estados Unidos, por lo que ni Pfizer, Moderna ni Johnson & Johnson evitarían la ingesta de bebidas alcohólicas.
Algunos estudios han descubierto incluso que, a largo plazo, el consumo de cantidades pequeñas o moderadas de alcohol podría beneficiar al sistema inmunitario al reducir la inflamación.
Por otro lado, los expertos afirman que el consumo excesivo de alcohol, especialmente a largo plazo, puede suprimir el sistema inmunitario e interferir potencialmente en la respuesta de la vacuna. Dado que el organismo puede tardar semanas en generar niveles protectores de anticuerpos contra el nuevo coronavirus después de la inyección para el COVID, cualquier cosa que interfiera en la respuesta inmune sería motivo de preocupación
“Si realmente eres un bebedor moderado, no hay riesgo de tomar una copa en el momento de la vacuna”, dijo Ilhem Messaoudi, directora del Centro de Investigación de Virus de la Universidad de California, Irvine, quien ha realizado investigaciones sobre los efectos del alcohol en la respuesta inmune. “Pero hay que ser muy consciente de lo que significa realmente beber con moderación. Es peligroso beber grandes cantidades de alcohol porque los efectos en todos los sistemas biológicos, incluido el sistema inmunitario, son bastante graves y se producen con bastante rapidez una vez que se sale de esa zona moderada”.
El consumo moderado de alcohol se define generalmente como no más de dos bebidas al día para los hombres y un máximo de una bebida al día para las mujeres, mientras que el consumo excesivo se define como cuatro o más bebidas en cualquier día para los hombres y tres o más bebidas para las mujeres. Hay que tener en cuenta que una bebida “estándar” se considera 148 mililitros de vino, 44 mililitros de licores destilados o 355 mililitros de cerveza.
Esperar un tiempo prudente
Algunas de las primeras preocupaciones sobre el alcohol y la vacuna para el COVID comenzaron a circular después de que una funcionaria de salud rusa advirtió en diciembre que la gente debía evitar el alcohol durante dos semanas antes de vacunarse y abstenerse durante otros 42 días después. Según un informe de Reuters, la funcionaria afirmaba que el alcohol podía dificultar la capacidad del organismo para desarrollar inmunidad contra el nuevo coronavirus. Su advertencia provocó una fuerte reacción en Rusia, que tiene una de las tasas de consumo de alcohol más altas del mundo.
En Estados Unidos, algunos expertos afirman haber escuchado preocupaciones similares sobre si es seguro beber cerca del momento de la vacunación. “Hemos recibido muchas preguntas de nuestros pacientes sobre esto”, dijo Angela Hewlett, profesora asociada de enfermedades infecciosas que dirige el equipo para la enfermedad infecciosa COVID en el Centro Médico de la Universidad de Nebraska. “Es comprensible que las personas que reciben estas vacunas quieran asegurarse de que están haciendo todo lo correcto para maximizar su respuesta inmunitaria”.
Los ensayos clínicos de las vacunas para el COVID que actualmente están aprobadas para su uso por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por su sigla en inglés) no analizaron específicamente si el alcohol tenía algún impacto en la eficacia de las vacunas, dijo Hewlett. Es posible que haya más información al respecto en el futuro. Pero por ahora, la mayor parte de lo que se sabe proviene de investigaciones anteriores, incluidos los estudios que examinaron cómo el alcohol afecta al sistema inmunitario en los seres humanos y si dificulta la respuesta inmune en animales que recibieron otras vacunas.
Consumo moderado
Algo que queda claro a partir de los estudios es que el consumo excesivo de alcohol deteriora la respuesta inmune y aumenta la susceptibilidad a las infecciones bacterianas y víricas. Impide que las células inmunitarias se desplacen a los focos de infección y lleven a cabo sus funciones, como destruir los virus, las bacterias y las células infectadas; facilita que los agentes patógenos invadan sus células, y causa una serie de otros problemas.
En cambio, el consumo moderado de alcohol no parece tener este efecto. En un estudio, los científicos expusieron a 391 personas a cinco virus respiratorios diferentes y descubrieron que los bebedores moderados eran menos propensos a desarrollar resfriados, pero no si eran fumadores.
Vía Infobae