Italia se encuentra consternada tras conocerse la trágica muerte de Bruno, un perro de rescate que fue reconocido por sus acciones heroicas y condecorado en vida por la primera ministra Giorgia Meloni.
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El animal, de siete años, fue hallado sin vida el pasado viernes en el centro de adiestramiento de la unidad cinológica Endas, en las afueras de Tarento, región de Apulia. La causa: habría ingerido un cebo envenenado, una salchicha que contenía clavos, lo que le provocó una hemorragia interna fatal.
El director del centro y entrenador de Bruno, Arcangelo Caressa, ha declarado que presentará una denuncia formal ante los Carabinieri. Señaló además que el ataque podría estar vinculado a las labores que realiza con sus perros en apoyo a la Policía y en rescates de animales maltratados, algunos de ellos provenientes de redes de peleas clandestinas.
Bruno participó en numerosas operaciones de búsqueda de personas desaparecidas, salvando a adultos mayores con Alzheimer, niños con discapacidad y excursionistas perdidos.
En 2023, fue homenajeado por la propia Meloni, quien lo acarició en una ceremonia oficial como símbolo de reconocimiento al trabajo conjunto entre animales de servicio y las fuerzas del orden. Tras su muerte, la mandataria calificó lo ocurrido como “un acto vil, cobarde e inaceptable”.
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El caso ha desatado una profunda indignación. Las autoridades locales han iniciado una investigación bajo cargos agravados por crueldad y premeditación.
La historia de Bruno ha reavivado el debate sobre el maltrato animal en el país. Hace pocos días entró en vigor una nueva ley que endurece las penas contra quienes causen daño o maten a animales, con sanciones de hasta cuatro años de prisión.
La diputada Michela Vittoria Brambilla, promotora de la norma, calificó la muerte del perro como “horrible y dolorosísima” y pidió que se castigue con todo el peso de la ley a quien resulte responsable.
La indignación también alcanzó al presidente del Senado, Ignazio La Russa, quien tildó el crimen de “bárbaro e incivilizado”. El alcalde de Tarento, Piero Bitetti, se sumó a las voces de condena, lamentando que “un acto inhumano como este atente contra los valores más básicos de la comunidad”.
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