La familia es el núcleo fundamental de la sociedad. Es ahí donde se educa, se aprende, se crea conciencia. También es en ese espacio en que se instalan las creencias de lo que deben ser y hacer los hombres y las mujeres.
Es en el funcionamiento de la familia, la mayor de las veces inconsciente, en que se declara que las tareas de cuidado de las hijas e hijos, de los adultos mayores, de los enfermos, y las labores domésticas, estén radicadas en las mujeres.
Es por eso la urgente necesidad de educar, fomentando las responsabilidades compartidas entre todos los miembros de la familia, insistiendo en que todos los integrantes del hogar sean partícipes de las responsabilidades que hay en el hogar, de las cuales se encargan las mujeres.
Durante los meses de pandemia, el Centro de Estudios Longitudinales UC dijo que el 38% de los hombres dedicó 0 horas de la semana a realizar tareas domésticas.
De acuerdo al Centro de Estudios de Prodemu-Chile, un 87,3% de las mujeres se siente molesta porque el trabajo doméstico y de cuidados, que no es remunerado, recaiga generalmente en ellas.
Datos
* Si las hijas e hijos ven el ejemplo de responsabilidad compartida en los hogares, aprenderán y traspasarán esta experiencia a las generaciones venideras. Es en la temprana edad en que se inculcan los estereotipos de género.
